­Alrededor de un millar de personas viven en la calle en Mallorca a lo largo del presente año, como uno de los ejemplos más visibles del deterioro que la crisis económica causa entre los residentes en la isla. De este total, alrededor de 350 se encuentran en esa situación con carácter permanente, según los datos facilitados por Cruz Roja, en muchos casos de la mano de problemas de alcoholismo, aunque en este grupo se han ido incorporando más isleños sin esa dependencia arrastrados por el deterioro de su situación económica.

Esta población ha mostrado un importante crecimiento en la isla a partir de 2009, que se hizo especialmente intenso durante 2012, fecha a partir de la cual se ha ido estabilizando. Pero sigue sin mostrar señales de reducirse, y el problema se va enquistando debido a una mejoría económica que sigue sin llegar hasta el ciudadano de a pie y a que "los procesos de inclusión de las personas que viven en la calle son muy largos", según pone de relieve Marga Plaza, coordinadora de la Unidad Móvil de Emergencia Social (Umes), un servicio que se desarrolla desde Cruz Roja y que atiende a estos individuos.

El problema al que se enfrenta este colectivo es que ahora tiene por delante los meses más duros debido a la bajada de las temperaturas. Y eso hace que ya se hayan activado los protocolos destinados a intensificar la atención que se presta a estas personas, aumentando la coordinación con el Instituto Mallorquín de Asuntos Sociales (Imas) del Consell, que a fin de cuentas es quien tiene las competencias en esta materia.

Desde Cruz Roja se reconoce que el periodo con mayor número de personas sin techo en Mallorca (la inmensa mayoría residen en las calles de Palma) es el verano. La causa es la llegada de muchos desempleados desde la península en busca de algún trabajo durante la temporada estival, que se arriesgan a trasladarse a la isla sin contar siquiera con una residencia. Eso multiplica la cifra de individuos que pernoctan en albergues o que recorren las calles para terminar pasando la noche en los cajeros automáticos de las entidades financieras o en la playa. La ventaja es que en esos meses la meteorología es benigna y no suele implicar problemas para su salud.

Pero la situación cambia a partir de septiembre, momento en el que la Umes se prepara para intensificar su labor e inicia un trabajo destinado a contactar con estas personas para conocer si situación y sus recursos ante el invierno. Así, en este momento ya se analiza la previsión de temperaturas por si hace falta activar los protocolos para intensificar su actuación, y se está atento a la llegada de alguna ola de frío.

Este servicio esta formado por un equipo con un coordinador, tres trabajadores sociales, un educador social y dos monitores, que se movilizan todas las noches del año en una furgoneta que dispone de material para atender a las personas sin hogar y que dispone de un asiento en el caso de que alguna de ellas deba de ser trasladada hasta algún albergue o centro de salud. De día, los desplazamientos se realizan en un turismo.

A partir de estas fechas es habitual que el trabajo que se realiza incluya el reparto de bebidas calientes y mantas, e incluso de sacos de dormir si se dispone de ellos. Un aspecto a tener en cuenta: esta unidad no solo presta ayuda a las personas sin residencia, sino también a colectivos que pasan muchas horas en la calle, como puede ser el caso de las prostitutas.

El problema de los sin techo es tan evidente que también Cáritas, junto a otras organizaciones, va a desarrollar el próximo día 30 una campaña reivindicativa bajo el lema Por una vivienda digna y adecuada.

Ninguna persona sin hogar. Desde esta organización se pone de relieve que esta reclamación no pretende beneficiar solo a los sin techo, sino también a aquellas familias que se están viendo obligadas a residir en inmuebles que no cumplen con unas condiciones mínimas de habitabilidad, ante la extensión en el número de hogares de las islas que tienen problemas para asumir los gastos básicos para el mantenimiento de la vivienda o de suministros como la luz o la calefacción.

Todo ello a pesar de que el primer gasto que muchas familias con problemas intentan cubrir es el de la hipoteca o el alquiler para evitar quedarse sin un techo, dejando en segundo lugar otras necesidades como la alimentación o los tratamientos médicos.

Las dificultades de Balears

Durante los últimos días se han puesto sobre la mesa dos informes que reflejan las dificultades de los isleños a la hora de afrontar los gastos vinculados con sus viviendas, superiores a los de la media estatal.

El de exclusión y desarrollo social promovido por Cáritas apunta que un 31,5% de los hogares de las islas ha tenido problemas para cubrir todos los gastos de su inmueble, ya sea hipoteca, alquiler o facturas de luz o agua, frente al 20,4% de la media estatal. Además, se apunta que un 26,5% ha recibido alguna amenaza de corte de luz, agua o teléfono, muy por encima del 13,2% estatal; y que un 5,6% han recibido alguna amenaza de ser expulsados de la vivienda, cuando la media española es del 3,7%.

A su vez, el informe sobre la vulnerabilidad social de Cruz Roja Española destaca que un 9,3% de las personas atendidas por este organismo en Balears no disponían de un hogar, una tasa que de nuevo supera la media estatal, del 8,7%. En este caso, hay que apuntar que en Andalucía ese porcentaje es del 19,3%, mientras que la tasa más baja aparece en Asturias, con un 0,8%.