Reacción inmediata y fulminante. Més per Mallorca expulsó ayer pasadas las 23 horas al presidente de Esquerra Republicana-Mallorca de la cúpula de la coalición. La medida contra Joan Lladó se adoptó nada más saber que en la reunión que acababa de celebrar ERC para analizar la grave crisis que atraviesa la alianza política, éste se había negado a rectificar sus acusaciones de pucherazo, racismo y manipulación que lleva días vertiendo sobre las votaciones del pasado sábado.

Més había invertido un gran esfuerzo e ilusión en estas primarias, que han servido para elegir mediante listas abiertas a toda la ciudadanía la totalidad de candidatos a Cort, el Parlamento y el Consell en las elecciones de 2015. Pese a que tuvieron mucha participación, su imagen ha quedado totalmente reventada tras las denuncias de juego sucio de Lladó. El político independentista pretendía salir en el puesto número 3 de la candidatura autonómica -con lo que se garantizaba un escaño-, pero finalmente quedó relegado a la undécima posición.

Lladó forma parte de la comisión ejecutiva de Més, el órgano que dirige la coalición. La comisión permanente -el núcleo duro que gestiona el día a día y los asuntos urgentes-, decidió ayer "suspender cautelarmente a Joan Lladó como miembro", tras comprobar su negativa "a rectificar las falsedades" y que persistía en sus "difamaciones" sobre el proceso de primarias abiertas.

El coordinador general de Més, Biel Barceló, había exigido a Lladó el pasado lunes, en una tensa ejecutiva, que se retractara de sus acusaciones y diera "un paso atrás por el bien de la coalición". Lejos de hacerlo, ayer Lladó persistió en sus críticas, así que Barceló pasó al ataque sin dudarlo.

Aunque el acuerdo es cautelar y debe ser ratificado próximamente por la totalidad de la ejecutiva, se trata de un puro formalismo, por lo que la expulsión de Lladó del aparato no tiene marcha atrás. Los otros tres dirigentes de ERC que integran el aparato de Més junto a Lladó no se ven afectados por la medida.

A las 19 horas dio comienzo en la sede de Esquerra en Palma la reunión de su ejecutiva, que controla Lladó totalmente. El líder del partido no se fió de que hubiese filtraciones y por ello exigió a todos los miembros que dejaran sus teléfonos móviles sobre una mesa. De este modo se garantizó de que ninguno de sus críticos pudiera retransmitir a la cúpula de Més lo que estaba aconteciendo en la reunión.

Lladó sometió a votación su propuesta de continuar dentro de Més; el resultado fue abrumador, ya que el 90% de los más de veinte asistentes apoyaron la continuidad. Los contrarios a Lladó, que en la cúpula son una ínfima minoría, pidieron al líder que para ello hiciera un gesto de cara a Més, para intentar reconducir la situación. Le solicitaron que dijera públicamente que aceptaba los resultados de las primarias, cuya limpieza hasta ahora ha cuestionado. Lladó se negó a ello, argumentando que "sería una humillación".

La cara más visible del llamado sector crítico, el concejal de ERC en Bunyola Andreu Bujosa, también propuso convocar un congreso extraordinario, para que la militancia se pronunciara sobre si el partido debe continuar en Més -como les ha invitado Barceló- o abandonar el proyecto. Lladó, que controla el aparato de Esquerra por completo, descartó la idea y no hubo votación al respecto.

Una vez se materialice la marcha definitiva del presidente de ERC de los órganos directivos de Més, esta semana entrante, quedará por ver si los concejales republicanos que forman parte de la coalición en la part forana siguen a su líder o mantienen los pactos. Lladó ve factible lo segundo.