El hospital de Son Espases ya está en disposición de ofrecer a los baleares aquejados de parkinson una espectacular técnica quirúrgica que consigue reducir los temblores hasta en un ochenta por ciento en aquellos pacientes que ya no responden al tratamiento farmacológico o este les causa indeseados efectos adversos. Y es que, como resaltó el conseller de Salud, Martí Sansaloni, desplazado hasta el centro de referencia para reconocer la labor de los profesionales implicados, en las islas hay "dos mil pacientes diagnosticados con la enfermedad de Parkinson".

Aunque no todos ellos son candidatos a someterse a una compleja intervención consistente en la implantación de varios electrodos en el núcleo cerebral profundo y conseguir con una estimulación eléctrica mitigar el temblor y la rigidez propios del parkinson.

"Imagínense a un paciente que tiene unos temblores que le impiden realizar con normalidad actos tan cotidianos como comer, vestirse, caminar o escribir en un ordenador o en un teléfono móvil", señaló la neurocirujana Mónica Lara sobre los candidatos a someterse a este tipo de intervención que, especificó, además deben reunir los siguientes requisitos: ser menor de 70 años con un diagnóstico de parkinson de larga evolución -"al menos diez años con la enfermedad", concretó-, no tener otras patologías añadidas y que o bien ya no respondan a la medicación antiparkinsoniana o bien ésta les genere efectos adversos.

Y estas condiciones reunía una mujer de 66 años que el pasado 24 de julio se sometió a esta primera intervención quirúrgica en Balears. Una operación que se dilató durante unas ocho horas y en la que se le implantaron dos electrodos, uno en cada una de las regiones anatómicas con una dimensión de menos de un centímetro conocidas como núcleos subtalámicos derecho e izquierdo.

Esto permite hacerse una idea de la precisión que implica esta cirugía. Una técnica multidisciplinar en la que participan neurólogos, neurocirujanos, anestesiólogos y radiólogos que, con un exhaustivo trabajo previo de radiografías, escáneres y resonancias magnéticas acotan con precisión milimétrica el lugar donde se ha de implantar el electrodo para conseguir que mitigue los temblores asociados a esta enfermedad.

La participación de los anestesiólogos, fundamental en todo paso por un quirófano, se hace más imprescindible en este tipo de cirugías ya que en algunas fases de esta dilatada intervención se requiere la colaboración del paciente ya que es necesario que responda a órdenes simples del equipo médico como, por ejemplo, que mueva un brazo. Por este motivo, es necesario ajustar las dosis de la anestesia para conseguir que permanezca despierto y consciente durante algunas fases de la operación.

La intervención en sí, como ya se ha mencionado, consiste en implantar los electrodos que permitirán mejorar el control de los síntomas incapacitantes de esta enfermedad neurológica mediante la estimulación eléctrica crónica de algunos pequeños grupos de neuronas situados en regiones de localización profunda, bien en el interior o cerca del tronco cerebral, la zona que tiene la misión de coordinar y de hacer que las funciones vitales del cuerpo se puedan desarrollar de manera automática.

"Modificamos los impulsos eléctricos para mejorar la calidad de vida del paciente", resumió la neuróloga Inés Legarda, del equipo multidisciplinar que ha hecho posible estas intervenciones en la isla.

Años de espera

El doctor Javier Ibáñez, jefe del servicio de Neurocirugía del hospital de referencia, se congratuló de que Son Espases pueda realizar este tipo de operaciones, sumándose así a los cerca de veinte hospitales que, en todo el país, están en disposición de afrontarlas. "Este tipo de intervenciones se hacen ya en todas las comunidades autónomas aunque no en todas las provincias del país", apuntó la doctora Lara.

Pero la satisfacción del doctor Ibáñez obedecía más bien a que ahora los baleares no tendrán que soportar interminables listas de espera para poder someterse a una intervención que, reiteró la doctora Lara, "mejora en un ochenta por ciento los síntomas del enfermo".

"A los pacientes de las islas susceptibles de someterse a esta operación se les derivaba a Barcelona, donde debían aguardar varios años su turno en unas saturadas listas de espera que ahora podrán evitar", reveló Javier Ibáñez.

Aparte de sustraerse de estas largas esperas con una enfermedad tremendamente invalidante para cualquier acción de la vida cotidiana, la posibilidad de realizarlas ahora en Son Espases evitará a los pacientes de las islas tener que desplazarse regularmente desde su lugar habitual de residencia para el seguimiento al que han de someterse tras esta compleja operación. "La pila de los electrodos se cambia cada cinco años", añadió la doctora Lara como botón de muestra de este postoperatorio.

Una compleja operación de la que está previsto que cada año se realicen entre ocho y diez. Y no necesariamente a pacientes con parkinson ya que esta técnica también es efectiva para atenuar distonías (trastornos del movimiento en los que contracciones musculares sostenidas causan torceduras y movimientos repetitivos involuntarios que se traducen en posturas anormales), otras enfermedades psiquiátricas e incluso alzheimer.

Esta nueva técnica permitirá que pacientes baleares con parkinson -se diagnostican 17 nuevos casos al año por cada cien mil habitantes- puedan realizar por sí solos un acto tan simple como llevarse una cuchara a la boca.

Lo que dicen los médicos

"Modificamos los impulsos eléctricos para mejorar la calidad de vida del paciente con parkinson"

Inés Legarda, neuróloga

"A los baleares susceptibles de someterse a esta operación se les derivaba a Barcelona donde sufrían unas elevadas esperas"

Javier Ibáñez, jefe del servicio de neurocirugía