­Cuando se despertó, la huelga seguía ahí. El sistema educativo de las islas cumple hoy 423 días con una huelga convocada. Dormida, suspendida, pero susceptible de ser reactivada en cualquier momento. El zarpazo mortal de los tribunales al eje de la reivindicación, el Tratamiento Integrado de Lenguas (TIL), no ha desactivado el conflicto aunque sí es evidente que éste ha perdido mucha intensidad. También ha descendido la tensión en los centros, que están volviendo con naturalidad y autonomía a sus planes antiguos.

El Govern niega su defunción, pero padres, directores y sindicatos ya han enterrado el TIL. Según datos de la Assemblea de Docents (Educación dice no disponer de cifras), la semana pasada eran 162 los centros públicos que han vuelto a su plan lingüístico anterior, que en muchos casos ya incluía asignaturas no lingüísticas impartidas en inglés. Por su parte, en la mayoría de centros concertados el panorama sigue igual ya que antes de las resoluciones judiciales estos tenían lo que los públicos demandaban para sí: autonomía para poder aplicar el TIL según sus realidades, necesidades y recursos.

¿Cuál es la situación actual en los centros educativos? ¿Cómo se vive este momento tras dos años de movilizaciones y presiones? Antoni Morante, presidente de la asociación de directores de Secundaria (ADESMA), narra que los centros "han dejado atrás el TIL con absoluta normalidad"; recuperando la autonomía "a partir de planteamientos pedagógicos y sin crear problemas a las familias ni a los alumnos".

El ambiente, asegura, ha mejorado mucho: "No hay ningún vacío legal y el clima de trabajo y convivencia en los centros es mucho mejor que el curso pasado". A pesar de este cambio, Morante señala que el panorama sigue estando muy lejos del ideal: "Trabajamos con una gran precariedad de medios y con problemáticas muy específicas en lo que se refiere a la falta de recursos y a la ausencia de mantenimiento adecuado de las infraestructuras".

Padres, sindicatos, Assemblea y directores y creen que ahora es el momento de recordar otras reivindicaciones que habían quedado en un segundo plano, a pesar de que algunas figuraban en la convocatoria de huelga: ratios demasiado elevadas, complementos salariales congelados, infraestructuras deficientes, sustituciones que tardan en cubrirse, plantillas insuficientes, retrasos y recortes en las becas, el rechazo a la LOMCE y la falta de programas que actúen directamente contra el problema del fracaso escolar.

Así, aunque es evidente que el conflicto ha perdido intensidad, representantes del sector rechazan que pueda darse por finiquitado. De hecho, aunque Núria Riera despertó algunas esperanzas a su llegada con el cierre de los expedientes de Maó, un talante diferente y promesas de aumentos de plantillas y recuperaciones salariales, la consellera ya no genera confianza a los sindicatos, que han visto cómo se presentaban los presupuestos sin que se incluyeran estos aspectos. FETE-UGT ya ha anunciado que no acudirá a la mesa sectorial del jueves.

STEI-i y CCOO también están decepcionados con la pervivencia de los ajustes fijados en 2012 para contener el déficit; un obstáculo infranqueable para que estos sindicatos que en su día convocaron la huelga indefinida la retiren. Biel Caldentey, secretario general del STEI-i, lamenta que este Govern está demostrando su apuesta "por una política estructural de recortes", aunque Riera lo intente camuflar con "política de imagen". Los recortes, recuerda, eran parte fundamental de las reivindicaciones y el Govern no va a rectificar a pesar de que se ha resentido "la calidad del sistema, la escuela inclusiva, la Educación Infantil..." El otro eje principal de la movilización, el TIL, tampoco lo van a retirar porque ya lo han quitado de en medio los jueces: "La vía judicial ha conseguido traer la racionalidad y un consenso forzoso".

"La justicia nos ha quitado un conflicto que debería haberse resuelto con la negociación", reflexiona, Toni Baos, responsable de enseñanza en CCOO: "Lo triste es que mientras nos peleábamos por el TIL nos han vaciado los bolsillos y nos han colado la LOMCE".

La ley orgánica diseñada por el ministro Wert será un nuevo frente de lucha, aunque los implicados aseguran que "tiene los días contados" y no sobrevivirá tras las próximas elecciones. Desde el movimiento asambleario, Iñaki Aicart, señala la LOMCE "como uno de los temas a explotar durante los próximos meses". Considera que "se han de explicar muy bien sus implicaciones y consecuencias". Algunas ya se están produciendo, apunta Aicart, como los niños en la Part Forana que se quedaron sin plaza en la pública y fueron derivados a concertada o la marginación de los consejos escolares.

Aunque Educación no le da validez, la Assemblea también tiene una convocatoria de huelga registrada y su portavoz señala que no la retirarán si Riera no llama a los comités de huelga y si no aprecian "voluntad de llegar a acuerdos". De la lista de revindicaciones que pusieron sobre la mesa al inicio de la huelga de una manera u otra se han resuelto varias: anulado el TIL; los expedientes de Maó cerrados; aparcado el proyecto de convivencia; una la ley de Símbolos que no se ha desarrollado... Ahora según Aicart quedan los temas que dependen "de los duros".

El sector educativo vive hoy sin movilizaciones a la vista, aunque Aicart recuerda que antes de la debacle del TIL ellos ya habían previsto como estrategia un otoño tranquilo en cuanto a protestas para poder reorganizarse y centrar sus esfuerzos en otros temas.

Desde la federación de asociaciones de padres FAPA, Vicente Rodrigo asegura que "el trilingüismo del PP ha muerto, pero el conflicto no" e indica que hay "muchos temas a los que no se les está haciendo caso", como la retirada de amianto de los colegios, y que "la batalla continúa". El tema lingüístico, considera, "es como un capote que lo tapa todo", el árbol que no deja ver el bosque del problema de las becas, de los recursos que faltan para conseguir una escuela inclusiva, de las ratios que no bajan. Respecto a Riera, augura que aguantará con "estoica actitud" hasta el final de las elecciones como un "punch" y sin "la tensión" que se vivía con la antigua cúpula. Rodrigo cree que "la lucha por la mejora del sistema continúa".