Lo leían en estas páginas hace justo un año. Como estos días, Londres era entonces escenario de la fiesta mayor del turismo británico, la World Travel Market, y algunos de los principales hoteleros mallorquines aprovecharon los fastos y los encuentros políticos de alto nivel de la embajada española para transmitir a diestro y siniestro su preocupación por la caída a los infiernos, año tras año, de Magaluf y su Punta Ballena. Gabriel Escarrer, consejero delegado de Meliá Hotels International, incluso lamentaba en público que se estuviese poniendo en riesgo el esfuerzo inversor de algunas empresas, empezando por la suya, que se ha dejado ya 83 millones en lavarle la cara a Magaluf.

Pues bien, no les hicieron mucho caso, y eso que, hace un año como ayer, hoteleros y touroperadores hablaron incluso de crear un "frente común" para acabar con el turismo lumpen en Punta Ballena. Tampoco sirvió de gran cosa: llegó el verano y empezaron los escándalos. Y acabó el verano y ayer la historia se repetía: los touroperadores británicos y los propios hoteleros (nuevamente con Gabriel Escarrer como punta de lanza) transmitían al Gobierno español su preocupación, que es grande, enorme, creciente. Tan incipiente como las inversiones en la zona. Lo confesaba el propio ministro de Turismo, José Manuel Soria, durante la rueda de prensa internacional que concede en cada World Travel Market. "Nos reunimos con touroperadores que controlan el 80% del mercado británico y nos han puesto la cuestión sobre la mesa. Nos preguntaron si las sanciones habían aumentado y si el Gobierno español, las autoridades municipales y autonómicas y el propio Gobierno británico estábamos coordinando actuaciones. Tanto ellos (los touroperadores) como nosotros compartimos la idea de que lo ocurrido no es algo general, que los hechos de Magaluf no son representativos ni de España como turismo, ni del turismo británico que viene a España".

Y a otra cosa, que ni al ministro ni al Govern balear les hace gracia que en plena feria británica, cuando las previsiones para los próximos meses son buenas y se sueña incluso con batir récords de negocio en el verano 2015, se hable en Londres de felaciones en cadena y turistas descalabrados. Claro que a los hoteleros, como a los touroperadores, no les vale. Y menos después del verano de sustos que han vivido. Por eso ayer prometían "un frente común para acabar con según qué modelos de negocio, por llamarlos de algún modo".

A las tesis del líder de Meliá se sumaba el presidente de la Federación Empresarial Hotelera de Mallorca, Aurelio Vázquez, que recalca que "hay empresas enormemente comprometidas con Magaluf, que están haciendo esfuerzos inversores de primer nivel". Según el presidente de la patronal del alojamiento, ese desembolso multimillonario es lo único que va a propiciar que la zona se regenere. "Los casos de este verano pueden darse en cualquier lado del mundo en el que haya gente sin dos dedos de frente, que, en ausencia de otras alternativas y luces comerciales, se dedican a negocios sin recorrido y perjudican gravemente a un sector que viaja en otra dirección. Lo que han hecho este verano cuatro esperemos que en unos años sea historia, porque por ahí no vamos a ningún sitio", lamentaba, en línea con Escarrer.

De opinión similar es el conseller de Turismo del Govern, Jaime Martínez, que cree que son las inversiones las que acabarán cambiando Magaluf. Sobre todo cuando en los próximos meses la localidad sea declarada zona turística madura. "Esa declaración, aparte de beneficios e incentivos a la inversión en la zona, conlleva obligaciones para toda la oferta de ocio y hotelero, que deberán cumplir unos requisitos", avisa Martínez, a la espera de que el verano y sus sorpresas dé y quite razones. Como hace un año.