El manifiesto que ayer tarde leyó José Guerrero, presidente de la asociación Prou/No vaig de vaga, ante no más de 150 incondicionales en la plaza Mayor de Palma, no dejó títere con cabeza. Desalentados por los recientes varapalos judiciales que ha recibido el TIL y la actitud más conciliadora y permisiva del Govern con los docentes, volvieron a reclamar un modelo educativo "más equitativo que mejore la convivencia y en el que se dé un nivel más adecuado de castellano e inglés", criticando, sin mencionar, un catalán del que opinan que campa a sus anchas por las aulas de las islas.

Sobre la actitud del Ejecutivo de José Ramón Bauzá tras los recientes fallos de los tribunales, José Guerrero aseguró que tienen la sensación de que "han bajado los brazos. Su actitud es de parálisis, de confusión... No marcan un camino claro". Y lamentó que no recurra ante instancias judiciales superiores las recientes sentencias que, recalcó, "son recurribles porque han dicho que el TIL solo incurría en un defecto de forma, que no de fondo, por no consultar a la UIB". Por ello animó al Govern, como ha hecho la comunidad educativa, a "interpretar" estos fallos según este prisma.

Tras admitir que la concentración convocada ayer no congregó a tanta gente como la del año anterior, Guerrero se ofuscó cuando se le comparó esta respuesta con las cien mil personas que salieron a la calle el curso pasado contra el TIL: "¡No me compares! Eso fue una manifestación que contó con el apoyo de partidos y sindicatos y nosotros tan solo somos unos padres trabajadores que sacamos el tiempo de donde podemos".

Guerrero arremetió contra FAPA Balears (Federación de Asociaciones de Padres de Alumnos), de la que aseguró que "forma parte del engranaje catalanista", contra las asociaciones de madres y padres que, en su opinión, "no son plurales", y contra los claustros escolares, a los que acusó de escudarse en una pretendida autonomía de los centros para "imponer su modelo lingüístico".

Durante la lectura del manifiesto, el presidente de Prou/No vaig de vaga declaró su "hartazgo" tras 17 años de una inmersión lingüística en catalán "que muy pocos quieren" y que calificó de "inconstitucional". Por ello reclamó al Govern una ley valiente que apueste por una educación de calidad, trilingüe y apolítica que acabe con el adoctrinamiento de sus hijos, "víctimas propiciatorias de un ideario nacionalista y catalanista" que no tiene espacio en las escuelas de Balears.