La juez de instrucción uno de Palma ha archivado las diligencias abiertas contra Alfred Miralles, el expárroco de la Iglesia de Sant Sebastià de Palma y sacerdote retirado, por presunta corrupción de menores. De forma paralela el juez eclesiástico ha dado carpetazo a las pesquisas internas abiertas a raíz de este caso.

La denuncia contra Miralles se conoció el pasado marzo y estuvo precedida de un incidente entre éste y el también sacerdote Joan Darder, canónigo de la Seu.

Darder, poco antes, había denunciado a Miralles por una presunta agresión en la vía pública, un caso que se substanciará en un juicio de faltas.

Las acusaciones contra el exrector de Sant Sebastià fueron denunciadas por un antiguo colaborador de esa parroquia, el exmarido de la sacristana. Esta persona, de nacionalidad boliviana, explicó que el párroco había mantenido relaciones sexuales con su esposa, y sus hijos, menores de edad.

Miralles manifestó en su día que las imputaciones eran falsas y que todo obedecía a una venganza del denunciante, porque pensaba que él le había ayudado a su esposa en el proceso de divorcio.

Según el ahora exculpado, Joan Darder habría instigado al denunciante para causarle un mal, debido a unas desavenencias que ambos sacerdotes mantenían desde hacía años.

El juzgado de instrucción uno de Palma y la Policía Nacional han practicado diversas diligencias para esclarecer los hechos, entre ellos varias tomas de declaraciones a testigos.

Estas personas habrían desmentido la versión del denunciante, lo que ha forzado al archivo de las diligencias.

Las noticias sobre Miralles y Darder causaron un enorme revuelo informativo.

El obispo Javier Salinas decidió que el juez eclesiástico indagase sobre el caso. Las pesquisas se han realizado de manera exhaustiva y han llegado a una conclusión similar a la del juzgado civil: los hechos denunciados carecen de verosimilitud.Las diligencias eclesiásticas han sido archivadas también.

Tras conocerse la existencia de la denuncia, fuentes policiales comentaron a este diario que, a priori, no se veían indicios de que Miralles hubiera abusado de menores de edad.

El denunciante, según explicó el presbítero exculpado, residió durante un tiempo en unos locales de la parroquia: “vivía gratis con su mujer en la parroquia, con luz, agua y gas gratis y alimentos facilitados cada semana por Cáritas”.

“El boliviano piensa que yo le puse facilidades a su exmujer para que se divorciase. Su venganza ha sido denunciar que tengo relaciones sexuales con jovencitos y echar otras pestes contra mí”, se sinceró Miralles.