La Guardia Civil sospechaba en 2010 que Jaume Matas había acumulado, en sus años como ministro y president del Govern, un considerable patrimonio oculto fruto de comisiones por obras públicas y otros favores hechos a empresarios. Cuatro años después ese mismo resquemor por que el expresident del Govern haya podido hurtar a la Justicia la mayor parte del botín obtenido durante su carrera política sigue vivo.

La comisión rogatoria enviada en febrero del 2012 a Estados Unidos por el juez Castro fue un intento de hacer aflorar parte de ese patrimonio, del que se presumía podía estar en ese país a nombre del propio Matas, de su empresa Aremas o de diez familiares, amigos y allegados.

Con bastante demora la fiscalía de Estados Unidos ha contestado a esa petición de auxilio judicial y apenas ha aportado datos inconexos sobre el patrimonio en A del expresident. Nada del B.

En apariencia nada hay de raro en esas operaciones efectuadas por Matas en Norteamérica, donde residió durante tres años entre 2007 y 2010. Más las sombras siguen pesando sobre el expresident.

Hace cuatro años se destacaba que Matas se había comprado un palacete en el casco antiguo de Palma y lo había reformado y equipado a todo tren. La broma le había salido por varios millones de euros. La mansión apenas la había habitado, dado que había residido en otro lujoso piso madrileño, en el que, pese a estar únicamente como inquilino, hizo reformas antes de entrar a vivir.

Todo eso con su sueldo de president y de diputado autonómico. Las cifras no cuadraban, ni siguen encajando. De ahí que Matas tenga pendiente, dentro del caso Palma Arena, un juicio por ese inexplicable incremento patrimonial.

Jaume Matas perdió, en marzo del 2010, su trabajo en Estados Unidos tras su imputación en el caso Palma Arena y la obligación de pagar una fianza de tres millones de euros para poder evitar la cárcel.

Desde esas fechas no se le conoce ocupación laboral remunerada, aunque en algunas ocasiones haya asegurado dedicarse a la consultoría. Ha tenido que seguir pagando el elevado alquiler de su casa de Madrid y la hipoteca y los gastos de mantenimiento del palacete. Su esposa, aparentemente, tampoco trabaja, ¿entonces de qué vive el expresident del Govern?

Por otro lado, al hilo de las pesquisas de la fiscalía anticorrupción por el concurso de Son Espases han resucitado las sospechas de que Matas se llevó en aquella obra pública una de las mayores comisiones de su vida. ¿Dónde la habrá escondido?