El yate Fortuna costó unos 18 millones de euros, y ya como embarcación de segunda mano se intentó vender por 10 millones hace medio año. La realidad del mercado se ha impuesto y finalmente será adjudicado por 2,2 millones a la naviera Baleària, tras el acuerdo alcanzado ayer "por unanimidad" por los patronos de la Fundació Turística i Balear de les Illes Balears (Fundatur), pese a que inicialmente esa oferta había sido considerada como "inaceptable" por su escasa cuantía.

El que fuera yate del rey Juan Carlos I se estaba comiendo a velocidad de vértigo los fondos de Fundatur, y el objetivo ha sido "quitarse de encima" una embarcación que se caracteriza por ser una de las más rápidas del mundo gracias a sus tres turbinas Rolls-Royce-Allison pero que suponen unos elevadísimos costes de mantenimiento "equivalentes a los de un avión", a los que se han de sumar los de su personal y el correspondiente amarre, según admite uno de los patronos de esta fundación y presidente del Fomento de Turismo de Mallorca, Eduardo Gamero. Hay que recordar que también forman parte de Fundatur el Govern balear, varias entidades financieras y algunos de los apellidos más ilustres de la hotelería balear, como Barceló, Escarrer o Matutes.

El Fortuna comenzó a construirse en 1997 para ser regalado a Juan Carlos I por parte de los patronos de Fundatur pero en 2013 se anunció que el entonces Rey renunciaba a su uso. Poco después, la fundación reclamó que se le fuera devuelto, una decisión no exenta de polémica, y este cambio de propiedad se formalizó a principios de este año. Entonces se puso a la venta por un precio de salida de 10 millones de euros.

Pero hace menos de dos semanas el tesorero de Fundatur, Gabriel Barceló, ya admitió a Diario de Mallorca que una vez completado el plazo de medio año que se fijó para intentar formalizar la venta, solo se habían recibido tres ofertas en firme para hacerse con el Fortuna (que con el cambio de propiedad ha sido rebautizado Foners), y todas ellas por unos importes "inaceptables", pese a que ya se había aplicado una rebaja sustancial sobre el precio inicial, dejándolo en 8,2 millones de euros y con la puerta abierta a una rebaja adicional que podía moverse en torno a un 10%.

Ayer se hizo un esfuerzo de "realismo" por parte de los patronos de Fundatur y se ha aceptado finalmente una oferta realizada por Baleària hace aproximadamente medio año por un importe de 2,2 millones de euros, lo que supone casi un 10% del coste que tuvo el yate y un 20% de lo que se pensaba conseguir inicialmente con esta venta.

En este sentido, Eduardo Gamero señaló que durante estos seis meses la posibilidad de comprar el que fuera yate real era conocida por todos los intermediarios (brokers) de este tipo de operaciones que existen en el mundo y que ha quedado claro que no iban a llegar ofertas por importes muy superiores a la realizada por Baleària.

Dudas sobre su futuro

Desde esta naviera se ha optado de momento por no adelantar el uso que va a dar al yate, a la espera de que se formaliza la operación de compraventa.

Gabriel Barceló ya adelantó hace dos semanas que se iba a tener que celebrar una junta de patronos durante este verano para plantear un cambio de estrategia en la venta, vista la escasez de ofertas y la baja cuantía de las mismas. La decisión final, según reconoce el presidente del Fomento, ha sido desprenderse cuando antes del barco. Porque de mantenerse la actual situación, se podía llegar al punto de que los elevados costes antes señalados terminaran agotando los fondos de Fundatur y se hiciera necesaria una nueva inyección de capital por parte de los patronos (no hay que olvidar que entre ellos se encuentra el Govern balear, que solo maneja dinero público), algo que se ha querido evitar.

En cualquier caso, Gamero aseguró ayer que la venta del Fortuna va a reportar una mejoría en la situación financiera de Fundatur, ya que aunque admitió que no disponía de las cifras exactas de lo desembolsado hasta ahora, afirmó que los costes que se han tenido que cubrir en estos seis meses no suponen "ni una cuarta parte" de los 2,2 millones de euros que se van a obtener con la operación de cambio de titularidad.

Así, añadió que ahora la junta de patronos deberá decidir qué proyecto se financia con el dinero recibido, y recordó que en su momento ya se barajó la construcción de un museo naval en Sóller. Como se recordará, Fundatur tiene entre sus objetivos la promoción turística y cultural de Balears.

El presidente del Fomento consideró que esta embarcación ha quedado ya plenamente amortizada, dado que las imagenes de personajes célebres navegando en él por aguas de Mallorca han dado la vuelta al mundo, con la correspondiente publicidad para la isla como destino turístico. Ello no es óbice para que reconozca igualmente que el regalo al Rey de una embarcación de lujo por parte de un grupo empresarial y del Govern fue fruto de una época muy diferente a la actual, y que una decisión así ni se plantearía en estos momentos.

Respecto al hecho de que finalmente se haya recuperado alrededor de un 10% de la inversión realizada para la construcción del yate, consideró que esta depreciación en habitual en este tipo de casos, y justificó el precio de partida para la venta de 10 millones por la pretensión de conseguir los mayores fondos posibles. En cualquier caso, reconoció la necesidad de ser realistas y asumir que el mercado no está en estos momentos en condiciones de impulsar ofertas superiores a la de Baleària, que en un primer momento no fue tenida en cuenta dado que fue una de las primeras que se consiguieron.

Eduardo Gamero admitió desconocer también el destino que la citada naviera querrá dar al yate, pero recordó que se trata de una empresa con notable experiencia en cuestiones de transporte marítimo y se mostró convencido de que tiene ya previsto el uso que dará al Fortuna.

Venta compleja

El final de esta historia ha terminado dando la razón a aquellos representantes del sector náutico balear que advirtieron de los enormes riesgos que conllevaba el reclamar de nuevo la propiedad del Fortuna, por cuanto se trata de un yate de un costosísimo mantenimiento (siempre se ha puesto como ejemplo que llenar sus depósitos supone un desembolso de 26.000 euros) y de unas características muy al gusto de Juan Carlos I y su predilección por las altas velocidades (el yate puede alcanzar los 65 nudos, es decir, unos 125 kilómetros por hora), lo que llevó a utilizar el calificativo de "un Formula 1 del mar".

El diseño de esta embarcación era inicialmente propiedad del Aga Khan, pero éste decidió regalárselo a su amigo el entonces Rey de España, y fue el elegido para el regalo que se terminó construyendo en los astilleros Bazán de San Fernando por encargo del citado grupo de empresarios isleños.

Pero pese a definirlo como un "juguete muy caro pero muy bueno", también se advirtió que la mayoría de los aspirantes a contar con una embarcación de lujo se decantar por otros cualidades antes de hacerlo por esa velocidad, como la comodidad, el tamaño o el lujo de la embarcación. Así, se recordaba que sus tres turbinas daban al Fortuna esa enorme rapidez en sus desplazamientos, pero muy poca autonomía. Además, estas turbinas hacen que el mantenimiento de la embarcación precise de personal extremadamente cualificado y sea enormemente costoso.