Mallorca crece en cantidad, pero no en calidad. Y menos aún en rentabilidad. Pese a la apuesta decidida de la mayoría de hoteleros por elevar la categoría de los establecimientos y aumentar los ingresos, la realidad de los datos contrasta con la ambición de los deseos colectivos de la isla: en los últimos años Mallorca ha batido todos sus récords de facturación turística, pero solo gracias a un aumento brutal del número de viajeros, que vienen en mayor cantidad para gastar menos cada uno de ellos. Y por el camino obligan a las empresas a ajustar márgenes para adaptarse a bolsillos más modestos y competir, y exigen a la administración pública un mayor consumo de recursos para dar atención sanitaria, ofrecer seguridad, abastecer de recursos tan básicos como el agua y la luz o proteger el entorno natural de la isla de una presión humana sin precedentes. Y todo gracias a que Mallorca está creciendo casi exclusivamente a base de turistas de cartera estrecha y viaje low cost, mientras la oferta turística que más avanza es el paquete de viajes organizados y todo incluido. El resultado es que hay más clientes que nunca, pero cada uno gasta menos que en 2009. Y bajando.

Esas son las conclusiones, respaldadas por datos oficiales, que comparten con Diario de Mallorca Diario de Mallorcaempresarios destacados del sector, sindicalistas veteranos de la hostelería y economistas de renombre que evalúan desde hace años la evolución del turismo y sus cifras. Una de las claves que aportan escuece especialmente: Mallorca ha apostado tanto por el turismo de sol y todo o casi todo incluido, que hoy lo que más consumen los viajeros es algo que es gratis y no deja dinero: las playas. "Hoy tenemos dos perfiles claros de turistas. El primero y en avance es un turista joven , de bajo nivel de gasto, con nivel de estudios medio o bajo, que usa de forma intensiva un recurso que es gratuito: la playa. Es decir, nuestro principal activo es utilizado por un turista que no gasta, con lo que no lo rentabilizamos. Luego hay otro perfil viajero, un turista mayor, que suele viajar en familia, que alquila, y que busca otro tipo de oferta de ocio, cultural, comercial, y usa menos la playa", explica Antoni Riera, catedrático de economía, que con el grupo de investigación de la Universitat que analiza los impactos del turismo lleva años siguiendo la evolución del sector y haciendo encuestas de gasto.

Turistas sin dinero

La última, realizada el pasado verano a 521 personas de distintas nacionalidades, revela que el gasto medio del turista en la isla es de 339 euros, aunque más interesante es el reparto de los niveles de desembolso: seis de cada diez turistas no llegan a gastarse aquí ni 300 euros, una tercera parte de los viajeros ni siquiera desembolsan 200 durante toda su estancia. En cambio, solo uno de cada diez visitantes dejan la isla tras haber fundido más de 500 euros. Eso está relacionado con el nivel adquisitivo de los clientes a los que seduce Mallorca: solo una cuarta parte de los turistas que llegan ( 25%) ganan más de 3.000 euros al mes.

A conclusiones similares llegan las estadísticas oficiales del Ministerio de Turismo. La más clara en esto es la Encuesta de Gasto Turístico (Egatur), cuyos datos tienen desglosados junto a estas líneas. El resumen tiene varios puntos. Primero: mientras algunas zonas de la isla apuestan por el viajero mamaluf, el que busca sexo, alcohol y desenfreno, las encuestan demuestran que el gasto crece con la edad, con lo que el turista, cuanto mayor, más rentable. Segundo: mientras el Govern respalda con vehemencia la campaña hotelera contra el turismo de alquiler, los datos prueban que el que viene a un apartamento gasta de media un 30% más que el que va de hotel, y eso que se deja menos en el alojamiento, con lo que ese turista de alquiler es especialmente rentable para las 49.000 empresas que conforman la oferta complementaria de hostelería, comercio, ocio y servicio de apoyo al turismo. Y tercero y explicativo de gran parte de los males: el todo incluido y la reserva de paquetes turísticos para viajes organizados avanza con fuerza, y solo en el último año experimentó un avance del 21%, hasta el punto de hacer que hoy la venta de todo incluido genere el doble de gasto (que encima queda fuera de la isla) que el transporte (incluido avión) y que el alojamiento de todo incluido. "Hubo un punto de inflexión en 2009: el todo incluido venía en retroceso, pero desde que estalló la crisis vuelve a crecer, y deja menos dinero en el destino, claro", certifica Riera. La consecuencia tiene números: de los 8.624 millones que facturó el año pasado el turismo ligado a Mallorca, solo 2.510 (apenas el 29%) llegaron a restaurantes, comercios, actividades de ocio, bares, discotecas, y todo el resto de la oferta complementaria. Así que la isla se llena, pero las cajas registradoras con las que luego se pagan los sueldos, no. Todo mientras Mallorca habla de felaciones consentidas en bares de copas.