Fuertes descuentos desde el primer día y un periodo de vigencia que se estima corto. Esa es la previsión que el comercio hace de la nueva campaña de rebajas que comienza mañana en la mayoría de los establecimientos.

Los descuentos serán fuertes porque hay ganas de sacarse de encima el producto sin vender y porque el objetivo es atraer la atención de un consumidor que durante las pasadas ediciones ha mostrado un desinterés creciente ante este tipo de ofertas, según coinciden en pronosticar los presidentes de las organizaciones vinculadas al comercio tradicional, como Bartolomé Servera, de la confederación balear que agrupa a estas patronales; Pau Bellinfante, de Afedeco; y Bernat Coll, de Pimeco. Incluso El Corte Inglés avanza su estrategia: habrá descuentos de un 50% y un 60% desde el primer día.

Y serán cortas porque se asume que el interés del consumidor local hacia las rebajas dura poco más de dos semanas. A partir de ese momento, a las tiendas de moda les resulta mucho más rentable comenzar a ocupar sus estantes con ropa de otoño, que se vende con un mayor margen de beneficio y que interesa mucho más al turista extranjero.

Pocos ´adelantados´

El interés que la campaña de descuentos puede despertar entre los consumidores cuenta en esta ocasión con una ventaja: ha habido pocos ´adelantados´. Desde que el Gobierno central liberalizó este tipo de ofertas, muchos establecimientos habían optado por avanzar la aplicación de las rebajas respecto a las fechas tradicionales, lo que había generado una apreciable confusión entre los posibles compradores y que el ´efecto llamada´ de esta iniciativa quedara muy diluido.

Pero este verano las patronales del comercio tradicional han hecho un llamamiento para que se esperara al día 1 de julio, secundando así el calendario de la mayoría de las grandes empresas. El resultado, en opinión de estas organizaciones, es que de nuevo existe un cierto interés por la compra con descuentos.

Pero aunque se espera un buen nivel de ventas (especialmente durante el primer fin de semana), se reconoce que la situación no está tampoco para milagros: los turistas no muestran un interés tan acentuado por la adquisición de ropa de verano y la economía de las familias isleñas sigue demasiado debilitada como para inyectar fuertes entradas de efectivo en las empresas del sector.

En cualquier caso, la mayoría de los establecimientos consultados coinciden en que juegan con otra ventaja: llevan muchos años viendo como el consumo se mantiene débil, lo que hace que hayan recortado sustancialmente la demanda de producto para llenar sus escaparates. El resultado de esta línea de prudencia es que el stock de producto sin vender y que ahora de ofrecerá con descuentos no es excesivo.

En cualquier caso, no se oculta que se espera reforzar sus ingresos lo suficiente como para hacer frente a la caída que se da durante las semanas previas a la campaña navideña.