El conflicto se aviva. Los controladores aéreos franceses mantienen su pulso con las autoridades galas, mientras toda Europa sufre las consecuencias. Empezando por Mallorca: la isla, que estos días multiplica su actividad con la llegada de cientos de miles de turistas del Reino Unido, Centroeuropa y los países nórdicos, sufrió ayer otro día de locos en el aeropuerto, en el que los retrasos empezaron a acumularse a eso de las 9.30 horas de la mañana, y a partir de ahí complicaron la operativa de todo el día. El resultado fueron cuarenta cancelaciones de vuelos con Mallorca, y más de 180 conexiones con retrasos superiores a los 45 minutos.

Sufrieron especialmente los mejores clientes de la isla: alemanes y británicos padecieron el grueso de las demoras y cancelaciones. Estas últimas afectaron sobre todo a las compañías Ryanair y Air Berlin, que sufrieron por segunda jornada consecutiva para atender un mapa de rutas extensísimo dinamitado por el cierre de los cielos franceses. Así se cancelaron vuelos que salían de Palma rumbo Oslo, Cork, Bremen, Burdeos, Billund, Bruselas, Leeds, Birmingham, Düsseldorf, Belfast, Münster, París, Zurich, Bolonia, Glasgow, Leicester y Nuremberg, mientras se perdían enlaces con destino Palma procedentes de Basilea, Düsseldorf, Bruselas, Münster, Roma, Kalrsruhe, Leicester, Cracovia, Bristol, Londres o Dortmund.

Problemas en España

El caos se contagió incluso a algunas rutas domésticas, afectadas por los problemas de las aerolíneas para dar respuesta a la emboscada de los controladores galos. Se perdieron así los vuelos a Sevilla y Valencia, mientras sufrían retrasos superiores a los 45 minutos conexiones con ciudades españolas como Madrid, Barcelona, Alicante y Bilbao.

Aunque fueron anecdóticas, si se comparan con la oleada de cancelaciones y retrasos que afectó a los viajeros del norte y el centro de Europa. Llegaron a esperar seis horas (caso de varios vuelos a Londres y Frankfurt), aunque la mayoría de los retrasos estuvieron entre una y tres horas.

Y lo peor está por llegar. Hoy y, sobre todo, mañana, la actividad del aeropuerto crece para acoger a los primeros turistas de julio, que antes de llegar a las playas de Mallorca deberán armarse de paciencia para superar el incordio de la huelga de controladores franceses. Salvo que se produzca un acuerdo que ayer nadie esperaba, el paro continuará hasta el domingo.