Que el president José Ramón Bauzá se lo explique a los 14.000 pacientes que esperan más de cien días para entrar en quirófano o a los cientos de ciudadanos cuyos expedientes deambulan como fantasmas por los ordenadores de centros de salud y hospitales, obligados a aguardar más de un año para obtener un diagnóstico del especialista. Que aclare el líder del PP a todos esos contribuyentes, ahora que desea hacer un esfuerzo para acercarse a la calle en el último año de legislatura, que el funcionamiento de la sanidad pública balear es realmente óptimo, que su caso no es importante para nadie y que lo más apropiado en julio y agosto visto el panorama es irse de vacaciones, cerrando camas y quirófamos de los hospitales y olvidándose de tantos pacientes que sufrirán en sus propias carnes ese nuevo e injusto recorte. Que cuente también, sin esconderse, por qué siempre faltan recursos para la sanidad pública pese a que la recuperación ya se está notando, según el argumentario del PP. Y, sin embargo, nunca faltan para los tratamientos del doctor Kovacs, no reconocidos por el Sistema Nacional de Salud, o para los conciertos con la sanidad privada que tan agradecida está de su gestión. Lo que cae en verano no es la presión asistencial, es la vergüenza.