La autorización de las prospecciones petrolíferas en Canarias ha disparado todas las alarmas y las plataformas antisondeos se están movilizando. La organización ecologista Greenpeace se sumó a primera hora de la mañana de ayer a estas iniciativas desplegando hasta cien metros lineales de barreras anticontaminación junto a la reserva natural de Es Vedrà para denunciar los riesgos que tendría para Eivissa y el conjunto del Mediterráneo la autorización de estas prospecciones en las proximidades de Balears.

Según explicó Pilar Marcos, portavoz de Greenpeace en las islas, a primera hora de la mañana, cuando apenas había amanecido, un grupo de los activistas que viajaron a bordo de su buque Rainbow Warrior extendió sobre el agua una línea de boyas de contención de vertidos de unos 100 metros de longitud. "Se ha tratado de una barrera simbólica que no serviría de nada contra un vertido real de crudo. Contiene los mismos elementos que las utilizadas para estas contingencias, pero era de tan solo cien metros de longitud, testimonial y poco eficaz ante un vertido real", admitía la portavoz ecologista.

A 35 kilometros

El mítico Rainbow Warrior partió a primera hora de la tarde del martes del puerto de Valencia con 32 activistas a bordo e hizo noche en el canal de Valencia para, a las cinco menos cuarto de la mañana de ayer, ponerse manos a la obra para colocar la simbólica barrera antivertidos en los límites de la reserva natural de Es Vedrà y es Vedranell. Un zona que, como recalcó Pilar Marcos, "se encuentra a unos 35 kilómetros de los sectores más cercanos a Balears donde la empresa Cairn Energy pretende llevar a cabo las prospecciones petrolíferas.

Tras este acto simbólico, el barco ecologista puso rumbo hacia el puerto de Eivissa acompañado por una flotilla de hasta treinta embarcaciones de todo tipo -canoas y kayaks incluidas- para entrar en el puerto ibicenco en loor de multitudes. "También había un barco de la Alianza Mar Blava y en el puerto una gran pancarta contra las prospecciones petrolíferas lo presidía todo", aseguraba una ilusionada Pilar Marcos.

A lo largo de la jornada de hoy, el Rainbow Warrior permanecerá con las puertas abiertas para que todo el mundo que lo desee pueda visitarlo. Asimismo, tras una rueda de prensa convocada a las diez de la mañana, miembros de Greenpeace trasladarán con sus zodiacs a las personas que lo deseen a sumergirse en las aguas de ses Salines para que puedan comprobar, con sus propios ojos, la riqueza de esos fondos marinos que pueden echarse a perder por un imprevisible vertido de crudo. "Haremos snorkel con gafas y tubo, son aguas poco profundas", tranquilizó Marcos.

Durante toda la jornada de mañana, viernes, la embarcación de Greenpeace permanecerá amarrada en el puerto de Eivissa y abierta a la curiosidad de todo aquel que desee conocer las interioridades del Rainbow Warrior, el tercer barco de la organización ecologista con este nombre.

"Es el primer barco que se ha construido específicamente para Greenpeace. Se trata de un velero de 58 metros de eslora y uno de los barcos más sostenibles que surcan los océanos en la actualidad. Cuenta con motores híbridos como los de los coches y con el calor que generan se calienta todo el agua que se usa en la embarcación. También cuenta con una desaladora y una planta de reciclaje. Además, el 85% del tiempo en que se encuentra navegando lo hace a vela, sin gasto de combustible", enumeró las características de la embarcación Pilar Marcos.

La portavoz recordó que el primer Rainbow Warrior fue hundido por una mina colocada por submarinistas de los servicios secretos franceses en el atolón de Mururoa (Nueva Zelanda) adonde la embarcación se había desplazado para intentar evitar unos devastadores ensayos nucleares. "Los agentes fueron condenados por estos hechos. Incluso se demostró que una espía francesa se había infiltrado entre la tripulación. Tras pasar un tiempo entre rejas en Nueva Zelanda, París consiguió su extradición para que cumplieran la condena en su país, en donde fueron recibidos con honores de Estado y rápidamente excarcelados", rememoró la activista ecologista.

El sucesor de este malogrado barco fue jubilado en 2010 (se fletó en 1958) y ahora ha tomado su relevo el Rainbow Warrior que a primera hora de la mañana del sábado ya estará atracado en el puerto de Palma tras salvar la distancia que lo separa de Eivissa.

"Y estaremos en Palma hasta la noche del domingo. Aprovecharemos para celebrar el segundo encuentro estatal de plataformas antiprospecciones tras el que tuvo lugar en Valencia. Y es que la autorización a los sondeos en Canarias nos hace temer que tanto los proyectados por Repsol en el Mar de Alborán y los de Balears sigan el mismo camino", alerta Marcos.