El yate Fortuna estuvo en el punto de mira de ETA en Palma el verano de 1995. Sin embargo, fueron suficientes cinco segundos para que el comando del Grupo Especial de Operaciones (Geos) de la Policía Nacional diera al traste con el atentado que preparaban los terroristas contra el rey don Juan Carlos en Palma. Con esta rapidísima operación culminaba una investigación policial que se había prolongado durante casi un año.

Eran poco antes de las once y media de la noche del 9 de agosto de 1995, cuando un numeroso dispositivo policial se desplazó hasta las cercanías de la vivienda ocupada por los etarras: José García Sertucha e Iñaki Rego. Los geos accedieron al interior del inmueble, en el número 14 de la calle Rafaletas, en Portopí, estableciendo cordones de seguridad sobre las posibles´ salidas para evitar que los etarras pudieran escapar en el caso de que fueran descubiertos antes de entrar en la vivienda.

A la hora acordada, al mismo tiempo que el jefe del grupo de etarras era detenido en un restaurante de Alcúdia, uno de los agentes de los geos reventaba la cerradura de lapuerta del 2° E del inmueble de Portopí. Cuatro policías de esta unidad de élite se lanzaron al interior del piso de reducidas dimensiones. Los dos terroristas estaban despiertos en una de las habitaciones del piso. Uno fue neutralizado de inmediato por los agentes. El otro se resistió e intentó hacerse con una pistola, pero también fue reducido. Los dos hombres quedaron inmovilizados. Habían pasado apenas cinco segundos y no se había producido ni un solo disparo, a excepción de los utilizados para abrir la puerta.

Una vez neutralizados los dos terroristas en la casa de la calle Rafaletas, se inició el registro judicial de la vivienda, con la presencia del juez Garzón, la secretaria del juzgado número 9 de Palma y uno de los fiscales de la Audiencia Nacional. Los agentes se incautaron de un rifle con mira telescópica y silenciador, un trípode para apoyar el arma, dos pistolas ´parabellum´ FN, abundante munición, un artefacto explosivo, un escáner para interceptar frecuencias, algunos documentos, dos mapas y una gran cantidad de dinero en metálico.

El Fortuna estuvo al alcance del rifle telescópico de los etarras

El rifle tenía un alcance de 500 metros de distancia, según explicaron fuentes policiales. A unos 200 metros de distancia, el rifle presentaba una fiabilidad muy elevada, mientras que a 500 metros, dependía básicamente de la pericia del ejecutor del disparo.

La terraza del piso franco de la organización terrorista estaba orientado a la Base Naval de Portopí, un lugar frecuentado habitualmente por la Familia Real. Ambos puntos distan entre sí unos cuatrocientos metros de distancia. Sin embargo, el entonces director de la Policía, Ángel Olivares, aseguró que la vida del Rey no corrió peligro en ningún momento.