El incremento de la riqueza que el sector turístico ha obtenido tras varias temporadas con cifras récord de visitantes ha tenido una distribución desigual. Por cada 100 euros de este crecimiento, 97 han ido a parar a las arcas empresariales y solo tres han terminado en el bolsillo de los trabajadores, según se pone de relieve en un informe elaborado por los profesores del departamento de Economía Aplicada de la Universitat balear Llorenç Pou y Joaquín Alegre.

Este estudio no solo apunta a que el dinero se han quedado mayoritariamente en un solo lado de la mesa, sino que además el aumento del empleo que se ha generado nace con un ´pecado original´, como es su fuerte temporalidad, dado que las plantillas solo han crecido en los meses de la temporada alta, y en los de invierno incluso se detectan ligeras reducciones.

A todo ello añaden otra advertencia: todo esto ha sucedido con el convenio colectivo actualmente en vigor. ¿Pero qué puede suceder si finalmente se facilita la externalización de plantillas que reclaman las patronales y a la que se oponen los sindicatos? Los dos profesores universitarios no tienen dudas: eso supondría un descenso en las rentas salariales aún más intenso. Y en este caso, la opinión es plenamente compartida por el portavoz en Balears de la Unión Progresista de Inspectores de Trabajo, Iago Negueruela, que vaticina no solo una rebaja de la parte que se quedan los empleados, sino además una mayor precarización de sus condiciones laborales.

Según Pou y Alegre, los datos de la Contabilidad Regional del Instituto Nacional de Estadística (INE) destacan que el valor añadido bruto generado por los sectores hotelero, de comercio y de transportes en Balears durante 2010 alcanzó los 8.380 millones de euros. En 2012 esa cantidad había aumentado hasta los 8.936 millones, es decir, en dos años se había registrado un aumento de 556 millones de euros.

¿Dónde ha ido a parar este incremento? Según los datos del propio INE, 539 millones se los han quedado las rentas del capital (es decir, las empresas) mientras que 17 millones han ido a la masa salarial (lo que perciben los empleados). O lo que es los mismo, para los primeros un 96,9% y para los segundos un 3,1%.

Además, los autores del estudio señalan que según los datos parciales que se disponen de 2013, esta tendencia se habría mantenido, siendo los empresarios los máximos beneficiados por las buenas temporadas de los tres años anteriores.

Joaquín Alegre y Llorenç Pou ponen de relieve en el estudio otro dato muy relevante: los trabajadores de la hostelería son los más baratos de todas las actividades económicas.

Para respaldar esta afirmación recurren de nuevo al Instituto Nacional de Estadística. Según la Encuesta de Estructura Salarial del año 2011, la ganancia media anual de un trabajador de hostelería fue de 14.234,5 euros. No aparece ningún otro sector con un importe tan bajo.

Por ejemplo, en el caso de un empleado de comercio, esa cantidad se eleva hasta los 19.444,5 euros, lo que supone un 36,6% más que el asalariado de una empresa hotelera. Si la comparación de hace con un trabajador de la construcción, esa ganancia anual se eleva hasta los 22.541 euros, un 58,4% superior a la de hostelería. En el caso de los transportes, se llegan a los 23.346,5 euros, y la diferencia alcanza el 64%. La media de todos los sectores es de 22.899,3 euros, un 60,9% por encima del empleado en un negocio de alojamiento.

Esta misma comparación se hace con la Encuesta de Costes Laborales de 2012 publicada por el INE, en la que se incluyen las cotizaciones que cubren las empresas. El coste medio de un trabajador de hostelería se cifra aquí en 18.368 euros anuales. En el comercio es de 27.096, en la construcción de 32.049, y en los transportes de 32.431 euros. Las diferencias son igualmente notables.

Para analizar estos datos, hay que tener en cuenta la composición de las plantillas de las empresas de alojamiento de Balears, en las que prácticamente uno de cada tres trabajadores se enmarcan en la categoría de personal de limpieza, o lo que se conoce como ´camareras de piso´, cuyos salarios son muy bajos.

Con estas cifras, los autores del estudio no dudan en subrayar la existencia de una "enorme asimetría dentro del sector turístico en el reparto de la riqueza generada".

Más empleo pero temporal

Las buenas temporadas turísticas de los últimos años no han tenido un beneficio proporcional para los trabajadores y para los empresarios. ¿Pero al menos ese desequilibrio ha servido para impulsar la creación de puestos de trabajo en el sector? Hay que recordar que la patronal hotelera de Mallorca está exigiendo moderación salarial alegando que con ello se ayudará a generar nuevos empleos.

Llorenç Pou y Joaquín Alegre reconocen que entre 2009 y 2013 se registra un crecimiento apreciable en la cifra de personas contratadas en el sector turístico de Balears. En concreto, si en 2009 la media de asalariados para todo ese año fue de 71.783, en 2013 se había elevado hasta los 79.191, cifra esta última que supone el valor más alto de la serie histórica, superando el máximo conseguido en 2007. Es decir, el aumento en cuatro años ha sido superior al 10%.

Pero esa evolución positiva no es tan sólida como aparenta, según se señala en el estudio de los dos profesores de la Universitat de las islas. Porque se ha dado durante la temporada alta, pero no en los meses de invierno, e incluso en alguno de éstos la evolución ha sido a la baja.

En concreto, en agosto de 2009 se contabilizaron 106.935 trabajadores de este sector afiliados a la Seguridad Social, cifra que en el mismo mes de 2013 había crecido hasta los 124.248, con un aumento del 16%. Pero las sombras son invernales. En enero de 2009 las personas contratadas fueron 39.965, mientras que en los inicios de 2013 la cifra había bajado hasta las 37.246.

Este dato refleja el agravamiento que se está dando en la estacionalidad de la economía balear, pero según Pou y Negueruela es una señal inequívoca de la precarización que se ha dado en las relaciones laborales del sector turístico balear. En este tiempo, muchas personas han visto como su situación de personal fijo en un establecimiento hotelero se transformaba en la de fijo discontinuo, pero además se da detectado un fuerte impulso de las contrataciones de carácter temporal y a tiempo parcial.

Eso ha conllevado un empeoramiento en el desequilibrio habitual en el mercado laboral turístico de las islas. Si en 2009 había 2,67 personas en activo en verano por cada una que trabajaba en invierno en la rama turística, en 2013 esa tasa se había transformado en 3,33 a uno. Eso equivale a un incremento de la estacionalidad del 25% en un plazo de cuatro años, según se señala en e citado informe.

Según Iago Negueruela, la posible externalización de las plantillas eleva el riesgo de que esta reducción de los periodos laborales (mucho trabajo en verano y menos contratos en invierno) se acentúe, ya que si las camareras de piso tienen garantizado por convenio un número mínimo de meses de trabajo al año, el personal que se pudiera contratar en las empresas de servicio no cuenta con ese derecho. Eso sería una tentación para las empresas hoteleras, ante la posibilidad de maximizar beneficios reduciendo su actividad solo a los meses de mayor rentabilidad.

Daños colaterales

Pero los efectos que este tipo de situaciones tienen van mucho más ala del sector turístico del archipiélago, según coincide en apuntar Negueruela y Pou. La explicación es bien simple: ninguna otra comunidad autónoma tiene una dependencia tan acentuada de la actividad vinculada al turismo y, más concretamente, a su planta de alojamiento. Prueba de ello es que el convenio de hostelería que se está negociando durante estos días afecta a más de 100.000 asalariados, es decir, de forma directa recae sobre uno de cada cuatro trabajadores de las islas.

Un empeoramiento de su situación laboral tiene repercusiones directas sobre el consumo y, consecuentemente, sobre otras ramas de la economía balear, según se destaca.