Jaume Matas sigue manteniendo que su esposa, Maite Areal, fue contratada como relaciones públicas de un hotel de la Bonanova, con un sueldo mensual de 3.000 euros, por sus méritos personales y no porque su esposo fuera en ese momento el president del Govern balear. Este argumento lo defendió ayer el abogado Miguel Arbona, que acudió al Tribunal Superior de Balears para intentar desarmar el veredicto que el año pasado emitió un jurado popular, por el que se declaró a Matas culpable de un delito de cohecho.

Los nueve ciudadanos, en una decisión unánime, llegaron a la conclusión que la contratación de Maite Areal no era más que una pantalla, con el propósito de beneficiar al mandatario político, quien reconoció que personalmente le solicitó al hotelero que le proporcionara un empleo a su esposa. El juez condenó a Matas a pagar una multa de 9.000 euros por este delito de cohecho y que devolviera todo el dinero que había recibido su mujer.

Maite Areal fue contratada en el año 2007 como relaciones públicas del hotel Valparaíso. Teóricamente tenía que buscar clientes, pero no consiguió ni uno. El contrato era de seis meses y no le fue renovado. Antes, la esposa de Matas también estuvo trabajando como relaciones públicas para una gestoría. El resultado económico que obtuvo para los empresarios fue el mismo que cosechó después en el hotel.

El abogado del expresident cuestionó ayer la legalidad de la sentencia que, por segunda vez, condenaba a Matas. Por ello, pidió que se anulara la sentencia y se absolviera al expresident, al que su propia defensa calificó ayer de “apestado social”. El abogado mantuvo que no se había demostrado que el sueldo que recibió Areal en realidad fuera para su esposo, como así lo consideró el jurado popular. “Es un matrimonio casado en régimen de separación de bienes”, recordó el letrado para demostrar que el sueldo lo recibió Maite Areal. En esta misma línea, el abogado mantuvo que pese a la profunda investigación patrimonial a la que ha sido sometido el exministro del PP, nunca se ha demostrado que este dinero “terminara en el bolsillo de Matas”.

Para la defensa, esta contratación fue el resultado de la estrecha amistad que Jaume Matas mantenía con el hotelero Miquel Ramis. Recordó las palabras que dijo el empresario en el juicio, que señaló que contrató a Areal por la amistad con Matas, si bien en su primera declaración ante el juez Castro señaló que se había visto comprometido a proporcionarle un empleo a la esposa del dirigente político. “Aunque Matas pactara las condiciones del contrato de trabajo de su esposa, no hay una sola prueba que pueda demostrar que este dinero era para él”, detalló Arbona, que se quejó de la falta de motivación del veredicto que justificó la condena de su cliente.

Una vez más, Arbona volvió a alegar que el caso estaba prescrito, motivo que ya había sido descartado por otros jueces. Denunció que cuando Matas fue interrogado por el juez Castro no se le preguntó específicamente sobre este tema, por lo que se sentía indefenso ante esta acusación de cohecho. “Cuando le estaban interrogando no sabía que estaría imputado por el contrato de su mujer”, señaló el abogado, que cuestionó que no se le diera copia de la primera acta que redactó el jurado, que fue devuelta por orden del juez que presidió el juicio, por la falta de motivación del veredicto. “El jurado no precisa los motivos por los que llega a la conclusión de que Maite Areal fue contratada para beneficiar a su marido”, señaló Arbona, que cuestionó también que se le pueda reclamar el comiso de todo el dinero que cobró la esposa, cuando se ha demostrado que lo recibió ella y no el expresident.

La fiscalía Anticorrupción no apoya ni uno solo de los argumentos de la defensa y exige que se confirme, en todos sus extremos, la sentencia condenatoria por un delito de cohecho. El fiscal Pedro Horrach recordó que el veredicto de culpabilidad era el resultado de la conclusión que habían alcanzado nueve ciudadanos tras valorar las pruebas que se habían presentado durante el juicio. “No se limitaron únicamente a escuchar a los testigos, sino que también hicieron preguntas muy interesantes”, señaló el fiscal, que recordó que ni uno solo de los miembros del tribunal popular tuvo una sola duda de que Maite Areal no había sido contratada por sus méritos profesionales, sino porque se trataba de la esposa del mandatario político. “Nueve ciudadanos llegaron a la conclusión de que no había lugar a dudas de que el señor Matas recibió o admitió un regalo, dádiva, donación o como queramos llamarle. Lo recibió en consideración por su posición como president del Govern”.

Horrach, en respuesta a las alegaciones de la defensa, sostuvo que no había una sola duda de que el dinero que abonó el hotelero era para Matas, que utilizó la fórmula de la contratación encubierta de su mujer para justificar estos ingresos. El fiscal niega que existiera la estrecha amistad que señaló Matas para justificar que Miquel Ramis hubiera contratado a su esposa después de que él se lo hubiera pedido. “La amistad se limita a compartir una cena en Nochevieja y la asistencia cada año a unas matances”, señaló el fiscal, que insistió en que el hotelero Ramis había mentido en el juicio cuando negó que hubiera recibido presiones para firmar esta contratación. “Sus gestos eran muy elocuentes”, dijo, refiriéndose a la declaración que realizó el testigo durante el juicio.

“Es igual si el regalo se da a instancias del donante y se acepta, o a instancia del que lo recibe. Matas solicitó, recibió y admitió este dinero. Eso se llama cohecho”, mantuvo el fiscal, que negó que los tres magistrados del Tribunal Superior puedan ahora cambiar la valoración que realizaron los nueve miembros del jurado, que alcanzaron un veredicto de culpabilidad. El fiscal defendió el trabajo que había realizado el jurado popular y dijo que sus miembros se limitaron a aplicar el sentido común. “La sencillez y claridad del jurado es un ejemplo para los jueces profesionales ”, señaló.