­El único cementerio musulmán que existe en Mallorca, ubicado en Son Valentí de Palma, está prácticamente lleno. Por este motivo, las comunidades islámicas no les queda otro remedio que repatriar a los difuntos para poderlos enterrar según el rito musulmán.

La Ley de Policía Mortuoria que existe en Balears prohíbe enterrar a difuntos sin ataúdes. Los musulmanes no los utilizan y para ello los cementerios deben estar acondicionados para poder sepultar los difuntos mediante el rito islámico. En estos momentos, solo disponen de una zona dentro del cementerio municipal de Palma con capacidad para unos 40 difuntos, cantidad del todo insuficiente si tenemos en cuenta que en la isla residen más de 30.000 musulmanes.

Francisco Javier Giménez reconoció que todavía no han dado el paso firme para empezar a negociar con los ayuntamientos la posibilidad de cederles terrenos para poder construir cementerios musulmanes en los municipios. Cort les comunicó el pasado año que no contaba con lugares adecuados en su camposanto.

La comunidades musulmanas realizan colectas y crean fondos para poder repatriar a sus files que han fallecido en Mallorca. En sus países de origen son enterrados mediante el rito islámico.

La repatriación de fallecidos se organiza desde las mezquitas y comunidades islámicas de cada municipio. Un protagonismo especial tienen los imanes de cada mezquita. Ellos se encargan de los trámites y de buscar ayuda a las familias.

La existencia en Mallorca de una escuela coránica, la Madrasa Muhammad Wazzani situada en la localidad de Consell, puede ser un elemento clave para la proliferación de mezquitas. Cada centro de culto necesita un imán que dirija a la comunidad. En Consell forman imanes.