La expresidenta de Unió Mallorquina Maria Antònia Munar y el exconseller de Industria y expresidente del PP de las Pitiusas Josep Juan Cardona coinciden en dos cosas: ambos están en prisión por corrupción y los dos le echan la culpa a los arrepentidos.

Munar y Cardona, pese a las múltiples evidencias en su contra y las fundamentadas condenas contra ellos de la Audiencia, siguen postulando su inocencia.

"Todo ha sido un complot de arrepentidos y fiscalía anticorrupción para cargarnos el muerto", dicen a coro los dos famosos reclusos.

"No tuvimos un juicio justo, no se nos puede condenar únicamente por el testimonio de unos imputados que han pactado con la fiscalía para ver suavizadas sus condenas", insisten Munar y Cardona.

Es legítimo que carguen las tintas en sus recursos de casación, pero de ahí a pintar sus procesos como si se hubieran desarrollado en una república bananera hay mucho trecho.

La fiscalía anticorrupción no obliga a ningún acusado a mentir o inventarse historias contra otros imputados a cambio de condenas más suaves. Además, quien supervisa los pactos, analiza las pruebas y fija las condenas para arrepentidos e imputados normales son los tribunales de la Audiencia.

En el caso del expresident del PP de Eivissa y Formentera la sala primera de la Audiencia llegó a la conclusión de que había encabezado una auténtica trama expoliadora de las arcas del Govern, con unos desvíos de fondos de hasta 6 millones de euros, que, en su mayor parte, no se han recuperado. Cardona, en principio, lo tiene crudo si espera que cuele ese cuento.