El Partido Popular puede tener que buscar a otro candidato para la alcaldía de Palma. Si las cosas no se reconducen -y hoy por hoy todo indica que hay pocos visos de que ello ocurra-, Mateo Isern no volverá a ser el cabeza de lista en 2015. La mala relación del actual alcalde con José Ramón Bauzá -y sobre todo con su guardia pretoriana- ha llegado a extremos insostenibles, hasta el punto de que Isern ya ha confesado en las últimas semanas a sus amigos y su círculo de allegados que ha decidido no optar a la reelección. También entre compañeros de partido el alcalde ha manifestado sentirse incómodo al ver que a estas alturas su propia formación no despeja las dudas sobre su candidatura; por el contrario, recuerda, Bauzá se autoproclamó cabeza de lista para 2015 en unas declaraciones en las que la prensa le pilló desprevenido: "Por supuesto que seré yo, pero eso no es nada nuevo", intentó quitar hierro el presidente del Govern.

"Bauzá e Isern se odian", lamenta, apesadumbrado, un exconseller. "No había visto nada igual", añade, solidarizándose con el alcalde: "Los del Consolat tienen unos celos impresionantes, se piensan que Mateo le quiere mover la silla al presidente, cuando él no tiene esta aspiración".

El alcalde hace tiempo que se siente relegado y sabe que está en el punto de mira del triunvirato que reina en el Consolat y condiciona en todo al presidente: Antonio Gómez, vicepresidente del Govern, y Martí Juaneda y Javier Fons, los dos responsables de gabinete de Bauzá. El trío, muy amante de las intrigas, encaja mal la empatía que en muchos sectores genera Isern -sin ir más lejos, en la inauguración del nuevo Valparaíso las señoras chinas se agolpaban para posar con el alcalde-, y no se ahorra términos despectivos para referirse a Isern: "Va de estrellita", "se cree que los votos los trae él, cuando en el PP puedes poner a una fregona y saldría el mismo resultado", "hace de ´poli´ bueno para que Bauzá sera el ´poli´ malo", "se cree el cisne blanco"... Su animadversión es en parte comprensible, pues si las circunstancias catapultaran al alcalde palmesano hasta la sede de la Presidencia, como querría una parte del PP, los tres serían fulminantemente desalojados.

La guardia pretoriana de Bauzá -Gómez, Fons y Juaneda- ve en el alcalde un potencial rival

El malestar entre el PP de Cort y el PP del Govern por proyectos como el Palacio de Congresos o el Casino balear ha ido in crescendo, y la gota que colmó el vaso fue en las pasadas fiestas de Sant Sebastià. En medio del acto de entrega de los Premis Ciutat de Palma, Isern anunció su intención de que la ciudad opte a la declaración de Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. La mayoría de sus concejales "se enteraron en ese mismo momento", asegura una fuente del PP, que ilustra con esa anécdota la forma de actuar de Isern. En el PP de Palma disgusta que el alcalde vaya por libre y no acuda más que a los actos que se le invita expresamente.

En ese mismo acto de las fiestas patronales, Isern invitó a otros colegas alcaldes. Algunos acudieron a la cita, otros sondearon antes al Consolat sobre qué debían hacer. De nuevo el entorno maquinador de Bauzá vio fantasmas en la retaguardia, e interpretó el gesto del alcalde como un desafío directo al presidente del Govern, cuyos problemas para ir a los pueblos son de sobras conocidos. En realidad, Isern solo perseguía asegurarse de que habría público para hacer bulto en el Teatre Principal, tras el boicot del sector cultural por la política de Cort, pero las espadas entre Bauzá e Isern volvieron a ponerse en alto.

Que Isern invitara a los ´Ciutat de Palma´ a los alcaldes del PP sentó como un tiro al presidente, que se sintió retado

Cansado de recibir mensajes intoxicadores, el alcalde pidió hora a principios de febrero en el Consolat, para aclarar las cosas con Bauzá. Su tono reconciliador chocó con el del presidente del Govern, que le abroncó duramente; Bauzá llegó a reprochar al alcalde hasta que hubiera ido a presidir la revetla de Sant Antoni en sa Pobla o que aceptara la propuesta de Més y exigiera el catalán como requisito para la nueva plaza de secretario municipal, en contra del espíritu de la ley de Función Pública, que prefiere ese idioma solo como mérito (y eso que Cort solo exige el catalán al 20% del total de la plantilla de funcionarios).

Tras conocer los pormenores del encuentro, Bauzá fue jaleado como siempre por su estrecho sanedrín, cuya queja principal es que la prensa local -a su juicio- trata mejor al alcalde que al presidente, al que solo le reconocen sus méritos los periodistas de Madrid. Por su lado, Isern se planteó dimitir, y desde entonces el cuerpo le pide irse. El alcalde recurre siempre al comodín de su posición económica, que le permite no depender de la política para vivir.

Isern fue a ver a Bauzá en tono conciliador, pero el líder del PP le reprochó incluso que hubiese ido a Sant Antoni en sa Pobla

Fuentes del PP admiten que el distanciamiento entre Isern y Bauzá es problemático y tiene difícil solución, aunque no lo dan todo por perdido y niegan que ya se esté buscando a otro candidato. Pese a la falta de sintonía con el líder, Isern sigue siendo el mejor candidato para los conservadores palmesanos, siempre y cuando acate las condiciones que marca la dirección, en manos de José María Rodríguez -la principal: la lista no la hace el número uno en solitario-. De hecho, el papel que juegue el presidente del PP de Palma puede ser clave para el desenlace.

Por cierto que la de Palma no es la única alcaldía con problemas para el PP balear. De los restantes municipios con peso electoral, los ´populares´ tienen flancos abiertos en Inca y Manacor, donde los candidatos municipales no están aún decididos. En Manacor hay que encontrar sustituto al expulsado Antoni Pastor, mientras que en Inca hay algunas dudas sobre si Rafa Torres será el cabeza de cartel; según algunas fuentes conservadoras, el actual candidato estaría meditando retirarse, mientras otras apuntan que no es el más idóneo después del fuerte desencuentro vivido con Pere Rotger.

Solo en Calvià Manu Onieva tiene asegurado repetir como número uno; su perfil no disgusta en el Consolat, y con la retirada de Carlos Delgado de la política, ha desaparecido su principal rival que podía moverle la silla por detrás. De todo esto, y también del lío Bauzá-Isern, tienen hoy ocasión para hablar hoy los alcaldes, en el almuerzo al que les ha invitado el veterano Nofre Plomer de Muro. Estando Biel Cañellas, el morbo está asegurado.