Dos familias de Mallorca han denunciado ante el Obispado y la vicaría general de la diócesis haber sufrido supuestos abusos por parte de dos conocidos sacerdotes que ejercen su labor pastoral en Palma.

Según ha podido saber este diario, las dos familias denunciantes, que se sintieron muy perjudicadas en su esfera íntima por las presuntas acciones de dichos clérigos, recibieron de otro sacerdote la recomendación de acudir directamente al obispo de Mallorca y al vicario general en busca de auxilio, en vez de presentar la denuncia ante la Policía o en los juzgados.

Los hechos fueron puestos en conocimiento del Obispado hace dos años, cuando el prelado responsable de la diócesis todavía era Jesús Murgui, pero ahora han salido a la luz pública coincidiendo con un suceso que también ha conmocionado a la Iglesia de la isla: la agresión en plena calle y sin mediar palabra del sacerdote Alfredo Miralles a Joan Darder, párroco de San Alonso Rodríguez y canónigo de la Catedral.

El episodio ocurrió la tarde del jueves frente a la cafetería Terminal, en la avenida Alexandre Roselló. Y acto seguido, Darder presentó la correspondiente denuncia ante la Jefatura Superior de Policía de la calle Simó Ballester. Miralles reconoció la agresión y acusó a Darder de hostigarle de forma continuada con "insidias y acusaciones de mantener relaciones homosexuales".

Darder, por su parte, que recuerda que él fue párroco de la iglesia de Sant Sebastià de Palma antes de que Miralles se hiciera cargo de ella, indica que este se equivoca cuando le atribuye la presentación de una denuncia contra él ante la Policía Nacional. Aclara que la interpuso una persona que se siente gravemente dañada por el sacerdote y expárroco de Sant Sebastià. Y añade un temor que ya le acompañaba antes del suceso: "Hace unos días dejé a tres personas de mi máxima confianza el nombre de varios sospechosos en el caso de que me ocurriera algo malo. Había advertido movimientos raros en ciertas personas", confiesa.

"Alfredo Miralles es de carácter vehemente y autoritario", relata Joan Darder. "Hasta el momento nuestra relación no era de amistad, pero tampoco de enemistad. Hay una denuncia contra él ante la Policía que no le pongo yo, pero que tiene implicaciones muy serias", desvela el canónigo de la Catedral.

Darder comenta también que ayer recibió la visita del vicario general Antoni Vera interesándose por su situación después de ser agredido. "Le dije que me pareció muy injusta la nota pública emitida por el Obispado a consecuencia de la agresión, porque condenaba los hechos, pedía perdón por ellos, pero situaba a agresor y víctima en el mismo plano", relata.

Según ha conocido este periódico de fuentes eclesiásticas, el caso ha causado una profunda conmoción al obispo Javier Salinas, que se mantiene en permanente contacto con Madrid y teme que se destapen más casos de abusos presuntamente cometidos por sacerdotes de la Iglesia de Mallorca. Según las mismas fuentes podrían estar implicados en episodios similares hasta cuatro conocidos clérigos de la diócesis.

Por este motivo, Salinas ha puesto el asunto en manos de la Nunciatura Apostólica. Según comenta un sacerdote al respecto, si tuviera que resolver sólo una agresión entre sacerdotes le bastaría con el poder que le Iglesia le confiere en Mallorca. Pero acude al representante del Papa Francisco en España por la gravedad de los casos y porque atañen a toda la Iglesia.