­"En los últimos tiempos me he llevados grandes sorpresas", declara Joan Darder. "He visto cosas que no me habían ocurrido en cuarenta años de sacerdocio", reflexiona el canónigo de la Catedral, que el pasado jueves fue agredido en plena vía pública por un compañero sacerdote, Alfredo Miralles. "Hay gente que trata de obstruir y tergiversar. Popularmente siempre se dice que los trapos sucios se lavan en casa, pero hay casos que no se pueden tapar, porque afectan a la dignidad de las personas. Y yo siempre he entendido el sacerdocio como una vocación que tiene que dar un testimonio revelador, pero hay gente que quiere tapar", denuncia. "Aunque digamos que en la Iglesia hoy hay luz y taquígrafos, en realidad no somos tan partidarios de esa política, cuando en cuestiones de comunicación la institución debería ser más luminosa, no esconder las evidencias", lamenta. "Como dice el Papa Francisco tenemos que ser vulnerables como los demás seres humanos", afirma el canónigo de la Catedral. "Si la obsesión que muchos miembros de la Iglesia tienen con el sexo lo tuvieran con la justicia nos iría mucho mejor", zanja.

Alfredo Miralles, el sacerdote que agredió en plena calle al canónigo de la Catedral, le acusó de "hostigarle de forma continuada con insidias y acusaciones de mantener relaciones homosexuales". Joan Darder quiso ayer dejar muy claro que él no tiene ningún prejuicio contra la homosexualidad ni tampoco contra los homosexuales. "Tengo amigos y conocidos homosexuales y mi actitud hacia ellos es de total respeto", afirma. "Lo que ocurre es que él cree que yo le he puesto una denuncia ante la Policía y se equivoca". Segun revela Darder, el denunciante fue otro sacerdote que se ha sentido perjudicado por el expárroco de Sant Sebastià.