­El empresario que suministró las miles de tarjetas verdes y demás material promocional que el Govern abandonó en una barraca de la finca pública de Son Real (Santa Margalida) pagaba comisiones de hasta el 10% a altos cargos del PP durante el último gobierno de Jaume Matas, y también realizó trabajos gratis para este partido.

La empresa Comunicación Creativa, con sede en el polígono de can Rubiol (Marratxí), editó los sobres con las tarjetas verdes, postales y folletos turísticos y medioambientales que han terminado en una caseta en medio de un pinar del espacio natural protegido de Son Real. El material llevaba años en la barraca, que el Govern dice haber limpiado tras desvelar la noticia este periódico el domingo.

El exadministrador de la citada empresa de comunicación, Bartolomé Morey, ha confesado ante el juez que dio sobornos al Govern a cambio de obtener contratos. De hecho, este diario ha sabido que esta empresa tuvo una especie de monopolio en todo lo relacionado con la edición de merchandising de la tarjeta verde, y que el propio expresidente Matas estaba al tanto.

Morey es uno de los empresarios ´arrepentidos´ por haber participado en la corrupción de la administración autonómica en tiempos del PP, y en la actualidad está imputado por el pago de dádivas a expolíticos ´populares´ en el llamado caso Ibatur, que investiga el desvío de fondos públicos en el seno de este antiguo organismo de promoción dependiente de la conselleria de Turismo.

Testimonio incriminatorio

La declaración ante el juez del dueño de Comunicación Creativa -empresa que en la actualidad se halla bajo la tutela de un administrador concursal- fue clave para que el magistrado ratificara la prisión incondicional para Juan Carlos Alía. Según el testimonio de Morey, el exgerente del Ibatur le pidió un tanto por ciento para poder trabajar con la administración, en concreto "le tenía que dar un 10%", ya que de lo contrario "no habría trabajo". El empresario llegó a facturar más de dos millones de euros en diversos contratos gracias a prestarse al pago de las mordidas. Morey declaró que Alía incluso "después de que dejara de ser gerente" le exigió que "siguiera pagándole comisiones del 10% de cada trabajo", a lo que el empresario accedió. Para ello hinchaba las facturas que giraba al Ibatur, "sin que nadie se preocupara por este incremento", dijo.

Asimismo, según consta en su declaración ante el magistrado, Morey hizo "algunos trabajos para el PP" por encargo de Alía: "Eran poca cosa, y Alía me dijo que no los tenía que facturar, diciéndome ´esto más vale que no lo cobres´", por lo que "lo hice gratis, sin cobrar ni facturar estos trabajos", afirmó.

Morey también admitió haber entregado entre 12.000 y 13.000 euros a Raimundo Alabern, el sucesor de Alía en el Ibatur a raíz de que este dimitiera como cabeza de turco por pagar entradas al club de alterne Rasputín de Moscú con cargo a los fondos públicos.

A lo grande

La tarjeta verde fue vendida como uno de los grandes proyectos del Ejecutivo Matas. El expresidente -con condena firme por corrupto- sustituyó con esta iniciativa la polémica ecotasa, cuya recaudación precisamente sirvió para adquirir 400 hectáreas de la finca de Son Real. Matas destinó cantidades ingentes de dinero público para la edición de estos dispositivos, similares a una tarjeta bancaria, con los que pretendía promocionar Balears a nivel turístico resaltando sus valores ecológicos y medioambientales. La iniciativa fracasó estrepitosamente desde el principio, al darle la espalda los hoteleros, pero ello no fue óbice para que el Ejecutivo siguiera invirtiendo fondos en ella.