­Una vez iniciado el segundo trimestre, los directores de instituto ya han hecho balance de los tres primeros meses de la aplicación del Tratamiento Integrado de Lenguas (TIL) en 1º de ESO. Según un estudio realizado en 31 centros públicos de secundaria de la isla (el 71%) y atendiendo a las evaluaciones y notas del primer trimestre de 3.700 alumnos, la asociación de directores de Secundaria de Mallorca (ADESMA) alerta de que han aumentado hasta un 30% los suspensos en las asignaturas hechas en inglés respecto al curso pasado.

Los directores lamentan este bajón del nivel; un efecto, recuerdan, del que ya había advertido en un estudio realizado en centros madrileños por la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (FEDEA) y la Universidad Carlos III de Madrid, como ya informó este diario. ADESMA ha comprobado ahora que la principal conclusión de ese estudio (la caída del rendimiento en las materias impartidas en inglés) también es aplicable a los institutos de la isla. Y eso, lamentan, a pesar de las distintas medidas que van adoptando los profesores para facilitar a los alumnos que puedan seguir las clases: ante la "improvisación del proyecto" han constatado que "cada uno hace lo que puede".

Una de las medidas que los profesores se han visto obligados a adoptar es la de rebajar el contenido de las materias en inglés (Plástica, Música o Ciencias Naturales en la mayoría de los centros). Un 60% de los docentes aseguran haberse visto obligados a renunciar a parte de los contenidos ya que los alumnos, aseguran, "no tienen en general las competencias lingüísticas necesarias", algo que se suma al hecho de que el profesorado "no tiene dominio suficiente del idioma ni de los aspectos metodológicos para impartir asignaturas no lingüísticas en inglés". Este hecho, advierten, "puede afectar negativamente" a los resultados de las reválidas de final de etapa que contempla la LOMCE y por ello "suponer un agravio comparativo entre centros de Balears y, lo que es más grave, con otras comunidades".

Otro de los apaños para poder pasa por renunciar a hacer la clase enteramente en inglés. En un 75% de los casos los docentes usan también el castellano o el catalán. Han constatado que el nivel baja cuando se hace la sesión enteramente en castellano. La mayoría de los alumnos (el 65% de los casos) tampoco utiliza el inglés, ni en clase ni para hacer los trabajos o las pruebas de evaluación "ya que no tienen las competencias". Respecto a los materiales didácticos utilizados, solo en el 37% de los casos están del todo escritos en inglés.

Además de la improvisación y la falta de información sobre la aplicación del TIL, ADESMA critica la falta de recursos humanos con la que han tenido que encarar este nuevo proyecto lingüístico. En un 75% de los centros, denuncian, no tienen profesores de apoyo y en cuatro de cada diez institutos no cuentan con auxiliar de conversación. La mayoría de los que sí tienen esta figura (19 centros) solo pueden contar con ella seis horas a la semana. "El TIL se está llevando adelante con los recursos ordinarios del centro"; recursos que según recuerdan "en los últimos años ya se habían visto reducidos de forma importante".

Todo ello, la falta de profesorado, propicia que un 17% de los institutos no esté impartiendo ninguna asignatura en inglés, mientras que más de la mitad (un 51%) ha renunciado a alguna de las materias que en principio iba a enseñar en inglés. Como consecuencia, un 29% de las sesiones que en principio se iban a hacer en lengua inglesa se imparten finalmente en castellano o catalán.

Para ADESMA lo más importante de este informe es la luz que arroja sobre cómo se están haciendo las clases, más que las evaluaciones, que no pierden de vista que cada profesor hace de forma "contextualizada". A los directores les preocupa especialmente que este estudio demuestra que el TIL "tal y cómo está planteado" aumenta la posibilidad de fracaso en la mayoría de los casos de las asignaturas que se imparten en inglés. Por todo ello, creen necesario parar la implantación y dotarla de una progresividad real; incentivar una participación voluntaria según la realidad de cada centro; excluir asignaturas de carga con gran contenido curricular y dotar de recursos a los centros, entre otras cosas.