En la época de los teléfonos inteligentes y cuando ya parece inconcebible estar un día sin conectarse a internet (para muchos

ya es difícil de imaginar una hora sin consultar el correo o las redes sociales), sigue habiendo un colectivo en Balears que vive bastante al margen de la red: las personas mayores.

Ahí está también la brecha digital, que no solo se da entre el norte y el sur a nivel mundial, sino también según generaciones en la sociedad occidental. Las personas nacidas en los años 40 o incluso 50 no acaban de engancharse a internet; muchas de hecho no disponen ni de ordenador en casa. El motivo es sencillo: no ven para qué lo necesitan. Y eso a pesar del mundo de facilidades y ventajas que pueden suponer para este colectivo las nuevas tecnologías de la información.

Así lo recoge el geógrafo e investigador Ferran Dídac Lluch en su Las nuevas tecnologías y la tercera edad en Balears incluido en el último volumen del Anuari de l´envelliment elaborado por la Universitat. Según esta investigación, alrededor de un 65% de los hogares del archipiélago tiene al menos un ordenador, pero en el caso de los mayores de 65 años apenas dos de cada diez disponen de un terminal y de conexión a internet. El 80% de las personas de esta edad no tiene ordenador ya que aseguran que no lo necesitan, mientras que para un 11% el problema es la falta de información y de conocimientos. La falta de dinero frena al 1,3%.

Otros dispositivos electrónicos sí que están ya totalmente integrados en sus vidas, como el televisor, presente en el 100% de los hogares de los que superan los 65 años. Además, algo menos de la mitad de este colectivo (el 49%) dispone ya de teléfono móvil (la encuesta no distingue entre cuántos usan móviles inteligentes y cuántos tradicionales).

Usos muy básicos

¿Para qué usan internet las personas mayores de 50 años? Principalmente para leer o enviar correos electrónicos y para buscar información, como la mayoría de internautas de otras edades. La diferencia es que los más jóvenes aprovechan más las otras opciones que les ofrece internet (chatear, formarse, descargar materiales, leer publicaciones...). Entre las personas de más edad, las actividades menos frecuentes en la red son la búsqueda de trabajo, el uso de videojuegos o la visión de películas. Destaca sin embargo que un 35% asegura haber comprado algún bien o contratado algún servicio en el último año. Las redes sociales de momento no les resultan muy atractivas y apenas un 12% las frecuenta.

Para el autor las cifras demuestran que existe una "brecha digital importante" tanto en lo que se refiere a la disponibilidad de equipos, como en el uso de estos. Lluch destaca que la distancia se empieza a notar a partir de los 50 años, pero que se acentúa pasados los 65.

Para el investigador es necesariohacer esfuerzos para que "ningún miembro queda al margen de los avances tecnológicos" y cree que las administraciones y la sociedad en general debe trabajar en ello. Para hacer ver la gravedad de esta desconexión generacional, compara la alfabetización digital con la alfabetización en lectoescritura.

Destaca además los grandes beneficios y facilidades que podría suponer para este colectivo el uso de las tecnologías de la información: desde el desarrollo o mejora de las habilidades cognitivas de los usuarios y un incremento de su autoestima, a la mejora de su red social, pasando por la aplicación de determinadas tareas en demencias seniles; la introducción de mejoras en su vida diaria y el aumento de las posibilidades de comunicación de los padecen algún tipo de déficit visual o auditivo o de movilidad; y, "por supuesto", el incremento de la autonomía personal y las habilidades funcionales, "entre otras muchas cuestiones".

De momento, existe poca literatura científica sobre el uso de las TIC y la tercera edad en Balears, todo lo contrario de lo que sucede en países como Israel o Estados Unidos, donde están muy concienciados de la necesidad de acortar la brecha digital.