Los hoteleros de Mallorca regalaban ayer champán del caro. Del francés de a 40 euros la botella. Y no era para menos: era la cita prenavideña con la prensa y, sobre todo, hacían balance del 2013. Que les fue muy bien. De lujo. Para descorchar champán y regalarlo: en el 2013 que echa en unas semanas el cierre el sector turístico balear facturará 10.500 millones. Más que nunca. Y, por supuesto, más que el año pasado. Un 8,3% más concretamente, que no es moco de pavo, cuando el resto de España sigue de depresión por los páramos de la crisis. La temporada fue tan buena para los hoteleros que su presidente no solo hacía algo atípico que empieza a convertirse en costumbre entre los hoteleros, reconocer que va bien, sino que se permitía además el lujo de cuestionar a quienes en este 2013 con máximo de facturación no confiesan que el negocio ha ido bien.

Porque ha ido bien. "El balance es positivo", resumía Aurelio Vázquez, presidente de la Federación Hotelera de Mallorca, que ilustraba su optimismo con datos y tendencias. Muchos datos y tendencias. Casi todos buenos. Llegaron más turistas, un 3% más. Se gastaron más dinero por cabeza, aunque estuvieron menos días, por lo que dejaron más facturación dando menos trabajo. Mira tú qué bien. También llegaron de más sitios: vinieron los de siempre, claro, los alemanes y británicos que nunca fallan, pero hubo crecimientos "interesantes y con tendencia a seguir en los próximos años" en mercados tan suculentos como el francés, el escandinavo y el ruso.

Y la temporada se alargó, que hasta el sol acompañó en octubre para exprimir la campaña tres semanas más. Así que todos contentos. ¿Todos? No. Comerciantes y empresarios de la restauración y el ocio complementario llevan semanas quejándose de que este dinero creciente a ellos no les llega, y lo poco que acaba en sus cajas registradoras se lo meriendan los impuestos recrecidos del Gobierno Rajoy. A Aurelio Vázquez y la patronal hotelera, en cambio, ese análisis negativo del resto de ramas que se nutren de ese récord de facturación de 10.500 millones no les cuadra. "Es sorprendente que en esta temporada haya sectores que no hayan aumentado su actividad: los datos están ahí", aseguraba irónico el líder hotelero, antes de unir su voz al coro de empresarios que entona la queja fiscal.

Ese es de hecho casi el único punto negro para unos hoteleros que viven descorchando champán desde hace tres años. "Este 2013 es el año en el que las empresas hemos sufrido el incremento del IVA aprobado en septiembre de 2012, cuando el IVA turístico pasó del 8 al 10% con las reservas para el 2013 ya cerradas. Eso ha pegado un recorte importante a los márgenes empresariales, porque se habían cerrado ya precios con otro IVA. Esto es un hecho. También siguen creciendo costes regulatorios y los de la masa salarial", enumeraba el líder de la patronal hotelera, que centrará su carta a los Reyes Magos de este año en los costes de explotación (laboral, sobre todo).

Hasta el mercado español mejora

Aunque antes de pedir regalos repite los logros presentes y futuros. Los presentes ya los han leído. Los futuros son más de lo mismo y suenan estupendamente para todos: los hoteleros creen que 2014 será aún mejor, porque ya habrán podido repercutir la subida del IVA en los precios y esperan cifras de reservas iguales o mejores, toda vez que "persiste la inestabilidad en los destinos competidores", mientras Mallorca sigue con esa pátina de seguridad y tranquilidad que tanto gusta al viajero vacacional. Por ir bien, en 2014 se espera incluso que se recupere un tipo de cliente hundido, el español, "que parece que irá mejor con un aumento del consumo por la mejoría económica española". Y como todo marcha de maravilla, las notas son buenas y el negocio se ha portado, toca pedir con desparpajo a los Reyes por Navidad: los hoteleros de facturación más exultante y previsión de beneficios creciente exigen pagar menos impuestos a esa sociedad en la que venden tanto gracias a la seguridad que dan a los turistas el Estado de Bienestar español y sus servicios públicos, al tiempo que le aplauden al Govern Bauzá desde la Ley Turística hasta el TIL y exigen cotizar menos a la Seguridad Social más cara de Europa (dicen), antes de proponer que esos beneficios en ascenso que han tenido y seguirán teniendo no se conviertan en mejoras salariales.

¿Por qué? ¿Egoísmo avaricioso? ¿No quieren repartir lo ganado ni con la sociedad en la que viven y les da respaldo, ni con los trabajadores que tanto contribuyen a sus resultados inmejorables, ni con los gobiernos que tantas medidas que les gustan han aprobado? Pues no es eso, dice Aurelio Vázquez, que argumenta que les mueve solo el bien común, al que ya aportan 700 millones anuales en impuestos. Asegura además que únicamente con recortes de costes el negocio será sostenible y competitivo a largo plazo, permitiendo que los empresarios inviertan y, sobre todo, contraten. Que ese debe ser "el gran objetivo colectivo", dice el líder patronal, que insiste en que la única vía para reducir el paro es flexibilizar la contratación, abaratar el empleo, reducir tributos, y lograr que las entidades financieras se bajen de la burra y reduzcan el coste de la financiación, hoy cuatro puntos por encima de la media europea. "El objetivo de empresarios, gobierno, sindicatos y entidades financieras debe ser mejorar la actividad empresarial para que se traduzca en generación de empleo y reducción significativa del paro".

A modo de ejemplo, los empresarios empiezan esa búsqueda del bien común y la generosidad compartida proponiendo congelación salarial a los trabajadores. ¿Egoísmo? Que no, insiste Vázquez, que sostiene que en la última década han crecido un 31% los salarios y un 21% los precios, así que toca compensar. Por eso pide afianzar el futuro congelando los sueldos ya en 2014, aprovechando que antes de marzo hay que renovar un acuerdo colectivo en la hostelería que los empresarios pretenden que sea para cuatro años y con crecimiento cero en las nóminas por primera vez en la historia de las negociaciones colectivas del sector.

Y justo cuando mejor irá el turismo. ¿Colará?¿Aceptarán los trabajadores congelarse mientras los beneficios se calientan? En juego está el futuro "a largo plazo" de las islas, que no puede planificarse con el "cortoplacismo" de mirar solo dos años buenos, advierte Aurelio Vázquez, antes de desear a todos Feliz Navidad y regalar champán. Del caro, que la cosa va bien. Al menos para los hoteleros.