Justo un mes después de una de sus principales celebraciones, el fin del Ramadán, el Islam vuelve a ponerse sus mejores galas y a rodearse de sus seres queridos para otra fecha crucial en su tradición: la fiesta del Cordero.

Ayer, los más de 35.000 musulmanes residentes en las islas celebraron de una forma u otra el Eid Al-Adha, la conmemoración de un episodio que aparece recogido tanto en la Biblia como en El Corán: la obediencia de Abraham o Ibrahim, que estaba dispuesto a asesinar a su hijo al habérselo ordenado su dios, que en el último momento interviene para proporcionarle a Abraham un carnero para que lo sacrifique en lugar de su vástago Ismael.

"Ambos son profetas", explica Juan Peralta, imán de la mezquita de Pere Garau, "con su obediencia demuestran haber alcanzado un grado de perfección muy elevado porque han pasado una prueba muy fuerte". El cordero sacrificado "tiene beneficios para cada familia y el día del juicio eso contará", apunta Peralta.

El día empieza con una oración colectiva. En Palma fue masiva y se celebró a partir de las ocho y media de la mañana en el campo de fútbol anexo al polideportivo Germans Escales, hombres y mujeres por separado. En la Part forana las mezquitas acogieron a sus fieles. A continuación, según explicó Francisco Javier Jiménez, presidente de la Lliga Musulmana, tocó apresurarse para ir a hacer el sacrificio del cordero. En Ciutat, varios grupos se juntaron y organizaron el sacrificio conjunto de 42 animales en el matadero de Mercapalma, un procedimiento que se lleva a cabo cumpliendo con una serie de preceptos y siempre intentando que el animal sufra lo menos posible (incluso se intenta que la bestia no vea como se mata a las otras). Una vez degollado, debe colgarse al cordero con la cabeza mirando a La Meca para que la carne se seque y se endurezca. Durante el proceso se rezan una serie de versículos del Corán o se repite Bismillah: en el nombre de Alá.

El Islam establece que las familias que no pueden permitirse adquirir un animal para su sacrificio quedan exentos. Los que sí lo adquieren deben donar al menos un tercio de la pieza a los pobres. En Palma ayer algunas familias donaron animales enteros que se repartieron entre los fieles más necesitados de la mezquita de Pere Garau.

Tras el sacrificio, tienen lugar las comidas familiares o de compañerismo. Cada uno cocina el cordero según sus costumbres, aunque lo habitual es que el primer día se consuman las vísceras y al siguiente la carne. En Mallorca, ante la diversidad de procedencias de los fieles, el animal se prepara de maneras muy diferentes. Los marroquíes por ejemplo suelen hacer unos pinchitos de hígados. Otros optan por la tajín de tripas de cordero y también los hay que lo guisan al horno con verdura y patatas. Además, se dan regalos a los más pequeños y la gente estrena atuendos y se arregla mucho: es una gran fiesta.