Dicen que una buena negociación es aquella en la que no hay ni vencedores ni vencidos. La regla no se aplicará en esta huelga porque en esta caso la palabra ´negociación´ ya suena un poco a chiste (parece una competición de ´a ver quién aguanta más´ y ´plántame si te atreves´). El Govern maneja el cotarro: no sólo pierde dinero, sino que encima gana. Y el daño de la manifestación ya está hecho y con suerte de aquí a las elecciones se ha olvidado. Los ganadores indiscutibles serán los chavales. Y de rebote, muchos abuelos (los damnificados olvidados del conflicto).

Nuevo rumbo. Los docentes saben que han de encarar un cambio de estrategia, porque el agotamiento (físico, mental y económico) empieza a ser evidente y porque ya empiezan a ver algunas grietas en el apoyo de las familias. Volver a clase no tiene porqué implicar el fin de la lucha, ya que ésta puede continuar de otras maneras quizás menos vistosas pero igual o más eficientes. Conociendo a este Govern y viendo la cronología del conflicto, los huelguistas no conseguirán su objetivo inicial (la retirada de la reforma), pero sí pueden apuntarse ya la victoria de la movilización social. Muchos (empezando por el Ejecutivo) pensaban que no pasarían de la primera semana y hoy han cumplido 15 días. Han logrado que los padres les apoyen. Y que más de 80.000 mallorquines muevan el culo de la silla. Sigue el baile.