Tras siete horas de negociación, tras vivirse momentos de tensión, incluso gritos y malas caras, y, sobre todo, tras trece días de huelga; bajar las escaleras de la sede de Educación y encontrarse a más de medio millar de personas con la camiseta verde, con velas y en silencio, estremecía. Las lágrimas fueron inevitables para algunos miembros de la Assemblea.

Emoción y ninguna ´senyera´. Y es que si hay algo en lo que no puede competir el Govern, por mucha mayoría absoluta que tenga, es que el movimiento de la marea verde emociona a la gente. Y ayer no había senyeras a las que poder culpar. Ni un triste catalán infiltrado. Por no haber, no había ni convocatoria. Gente que ya estaba en pijama bajó desde la Part Forana al recibir un mensaje por el móvil o al verlo en las redes sociales. El objetivo:apoyar a los profesores pero, sobre todo, pedir consenso.

Las familias. Todo el mundo quiere que esto llegue a su fin, aunque pocos se aventuran a decir cómo. Las familias de las dos partes implicadas echan de menos a sus padres, hijos o parejas. Ayer la familia de una representante de CCOO se acercó a la sede Educación a llevarle un tupper con la cena. Su hija le dice que la echa de menos pero que sabe que trabaja "para mejorar las escuelas".