Cristóbal Montoro volvía el lunes al lugar del crimen con esa sonrisa indesmayable que exhibe contra viento y marea, para desconcierto de tantos. Lucía móvil de última generación en la mano, imagen simbólica de unos presupuestos de miles de folios que, por fortuna, ya no se imprimen. Los tiempos cambian, el saqueo permanece. Al menos para Balears, porque el ministro de Hacienda regresaba al lugar del crimen justo para eso: para repetirlo. Y ya van en tres veces en solo dos años.

O ni eso. Desde enero de 2012, le han bastado al Gobierno Rajoy 29 meses para pisotear, sin disimulo ni amago del mínimo propósito de enmienda, un acuerdo que en su día marcó un hito en la historia. Hasta entonces Balears era siempre el último de la fila, el alumno listo y aventajado al que los profesores castigan dándole siempre menos de lo que merece. Como si solo se espabilase a golpes e injusticias. Era 2007 y el presidente Zapatero plegaba centralismo ante el president Matas y aceptaba lo que ningún ocupante de Moncloa contempló antes: fijar por Estatuto de Autonomía un mínimo de inversiones para Balears, a la espera de que se elaborase, sin prisa ni pausa, un régimen especial llamado a solucionar para siempre el déficit inversor del Estado en la comunidad más generosa con el resto de los españoles.

El acuerdo era relativamente simple: entre 2008 y el final de 2014, Balears debía recibir para inversiones 2.800 millones de euros, es decir, 400 al año. Si un ejercicio no se cumplía, se acumulaba lo pendiente para pagarlo durante los siguientes. Pero el caso es que al final de los siete años de transición hacia un modelo justo para las islas, Balears debería haber recibido 2.800 millones. Hoy ya sabemos que no será así. Y que el Gobierno Rajoy y su ministro de Hacienda e impagos se saltarán un Estatuto que es ley orgánica: aprobada por Balears y ratificada con la firma del presidente Zapatero.

Las cuentas están muy claras. Tras el tijeretazo sin precedentes del tándem Rajoy-Montoro a las inversiones del Estado en Balears (-55% para el año que viene), las islas cerrarán el 2014 con 2.035 millones recibidos desde 2008. Faltarán 765 millones impuestos por letra de ley para Balears. 765: la deuda histórica ya tiene una primera cifra para batallar, a la que siempre se podrían sumar los desplantes previos a 2008, que hoy parecen condenados al olvido. Pero desde 2008 hay memoria impresa en ley. Para eso sirve el Estatuto ratificado por Zapatero, que en sus años de Gobierno tampoco llegó siempre a los 400 millones anuales que exige el texto que el mismo rubricó. Aunque se quedó cerca.

Zapatero cumplía; Rajoy, no

En 2008, el Gobierno Zapatero, ciego entonces a una crisis financiera global que tampoco vieron ni el FMI ni los premios Nobel que hoy lo jalean, presupuestó 270 millones de euros, más que Rajoy en los dos últimos años. Y aún así se quedó a 130 de lo prometido. Un año después, el Estado, ya baqueteado por la crisis y exhausto por aquel plan E para construir aceras que no hacían falta, le entregó a Balears 288 millones de euros de inversión, que bajaron a 217 millones en 2010. La recesión apretaba cada vez más y en 2011 Zapatero dio su mínimo, antes de irse del poder por la puerta de atrás: 182 millones.

Luego todo fue a peor: llegó Rajoy. Entró en diciembre, y en marzo presentó sus primeros presupuestos, con 143 millones para Balears. Ya era la cifra más baja desde 1998, con Aznar. Aunque todo es susceptible de empeorar en estas islas tomadas por la ley de Murphy, al menos en lo que a relaciones con el Estado se refiere: en 2013, el presidente y el ministro Montoro zarandeaban como nunca a un Govern del mismo partido y le daban a Balears 78 millones, que solo crecieron hasta 168 después de que el president Bauzá y su PP pactasen entre las bambalinas del Congreso un convenio de 90,3 millones adicionales. Y de ahí a 2014, que se lo pone difícil a la ley de Murphy: va a costar empeorar los 74 millones presupuestados para Balears, un 55% de reducción respecto a 2013 que no encuentra igual en todo el mapa autonómico.

Hagan la cuenta de estos siete años en los que se tenían que recibir 2.800 millones: les saldrán 957 millones en cuatro años de Zapatero, y otros 385 millones en tres de Rajoy. 1.342 millones de euros en total. Faltan nada menos que 1.458 millones para cumplir con los 2.800 que fijaba el Estatut. A Balears le habrían robado la mitad, tras siete años en los que nunca se cumplió con el cupo de 400: Zapatero invirtió una media anual de 239 millones, y Rajoy se queda en la mitad, apenas 128 (y bajando, como muestran los 74 de 2014).

Pero esperen, que a esas inversiones presupuestadas hay que sumarle los convenios que se firmaron con el Gobierno Zapatero para recibir lo que faltaba cada año con convenios específicos como los de carreteras, ferrocarril, torrentes y otras cuantas cosas más. ¿Cuántos fueron? Y más importante: ¿Cuántos se pagaron? Porque los 2.800 millones no eran en inversiones presupuestados, sino en inversiones efectuadas. Liquidadas. Pagadas. Es decir: no valía ponerlas en letra de presupuestos, además había que cumplir con lo escrito.

El dinero llega, pero falta

¿Se hizo? Pues en la etapa de Zapatero, prácticamente se cumplió con los 400 millones gracias a convenios que no aparecían en la inversión territorializada. Por eso los 270 millones presupuestados en 2008 se convertían en 300, lejos aún de los 400 obligados por Estatut. Para compensarlo, en 2010 llegaban 510 y en 2009 casi 450 (frente a los 288 y los 217 presupuestados como inversión). 2011 fue así el único año que Zapatero falló a lo firmado: presupuestó 182 millones, que se convirtieron en 325 gracias a inversiones estatutarias de convenios. El saldo de los cuatro años de Estatut de Zapatero debía así ser 1.600 millones, que se quedaron en 1.585. Al menos sobre el papel.¿Se pagaron de forma efectiva? Los datos de Intervención lo confirman: sí, llegaron a Balears. A esos 1.585 se suman así 385 de Rajoy y convenios adicionales por valor de 65 millones en tres años. Total: 2.035 millones en inversiones, sobre los 2.800 que deberían entrar por Estatut de Autonomia. El Estado le deberá así a Balears nada menos que 765 millones, solo por los incumplimientos de ley entre 2008 y 2014.

¿Se pagará la deuda o se perderá?

¿Los podrá pagar en el año que viene, como dice el Estatut? No. Montoro lo dejaba claro sin dejar de sonreír, tenga o no razón para ello: "No hay dinero", dijo el lunes. Y no lo hay. Lo confirman tanto en el Govern como fuera de él quienes han vivido esta crisis desde la gestión pública, como el exconseller socialista Carles Manera, que cree cuestión de Estado (o de país, o de comunidad) buscar una solución política y técnica par que esos 765 millones de incumplimiento se paguen en años venideros, al tiempo que considera "insensato exigir que el Gobierno central te pague ahora 800 millones en un año". "Hay que ponerse en la piel del Gobierno y es imposible en esta crisis de ingresos que sufrimos nosotros y sufren ellos. No olvidemos que tampoco se pagan otros estatutos (como los de Cataluña, Andalucía o Aragón), por lo que si tuvieran que pagar de golpe estaríamos colapsando las cuentas públicas. Ahora bien, el Govern debe negociar algún tipo de plan para recuperar esos millones antes de la aplicación del Régimen Especial para Balears (que tiene que estar listo en 2014). Si no lo hacen lo perdemos", reflexiona Manera, que plantea también como opción que se incluya esa deuda histórica ligada al Estatut dentro del articulado del Régimen Especial.

¿Y si no se hace nada de eso? Pues el Estado incumple una ley orgánica. La consecuencia del impago depende del espíritu de lucha del Govern: puede renunciar a hacer nada contundente, como hasta ahora (y explicárselo a la ciudadanía), o llevarlo a los tribunales, donde previsiblemente se obligaría al Estado a pagar, aunque eso sería tras años de proceso. "Es una inseguridad jurídica enorme. Lo razonable es una solución política y técnica", dice Manera. Y justo en eso está trabajando el conseller, José Vicente Marí, que peleará en el Congreso para que se aumente la "injusta" inversión de Rajoy en Balears, y además está dispuesto a dar batalla por el resto del dinero adeudado. De que lo consiga dependerá que Balears sonría como Montoro. Solo que con razón.