­Un buen año puede ser un golpe de suerte. Dos animan a creer en una buena racha, o a buscar respuesta en la casualidad y los astros. Pero tres ya no son cosa de los dioses de la fortuna. Y tres años, tres, son los que lleva ya Mallorca repitiendo titular, que a veces repetir es un gustazo. Como es el caso. La isla a la que cada vez miran menos los reyes propios reina sobre propios y extraños en todo el Mediterráneo. Y de qué manera. Tras dos años de liderazgo compartido con Turquía, Mallorca ocupa esta vez el trono en solitario. Con dominio absolutista y vocación de imperio, gracias a señales que apuntan a que el reinado va a durar.

La primera: según los datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística (INE), entre las diez localidades turísticas con mayor ocupación hotelera del verano español, ocho están en Balears y siete en Mallorca. Tela. Pero hay más. La segunda señal halagüeña: el gasto por turista ha crecido con fuerza tras años de estancamiento o tímidos avances, permitiendo a las islas facturar hasta el cierre de agosto casi 8.000 millones de euros, con un avance del 7% al que no llega ningún destino, y crecimientos superiores al 16% en la facturación entre los cada vez más habituales clientes nórdicos, galos y suizos.

Todo ello gracias a un tercer síntoma de poderío: ni un solo destino de sol y playa del mediterráneo ha alcanzado en julio y agosto el 95% de ocupación de Mallorca. Ni uno. Y eso incluye al gran rival de los dos últimos veranos, Turquía y su región de sombrillas y playas paradisíacas: Antalya, con sus diez millones de viajeros de crema y toalla, ha experimentado un ligero retroceso por primera vez en lo que va de siglo. Afectada por las revueltas violentas en Estambul (cuyas reservas se han desplomado un 30% este verano) y por la sombra alargada y sangrienta de una guerra en ciernes en la vecina Siria, los hoteleros del sureste turco y sus asociaciones certifican una caída de la ocupación de entre el 3 y 5%, según cálculos provisionales.

Con todo, no extraña nada la cuarta y última alegría: la muy estacional Mallorca lo será un poco menos este año, cuando tanto el Govern como los hoteleros auguran hoteles abiertos y reservas en volumen importante hasta mediados de noviembre. "Está siendo un año excepcional, algo mejor que el pasado. Las previsiones se han confirmado, y el buen verano llega precedido de un invierno en el que crecimos un 10%. Sabemos también que septiembre va a ser muy bueno, y se espera que en octubre haya un buen tono, para llegar a mediados de noviembre con reservas, así que es para estar satisfechos", resume Jaime Martínez, director general de Turismo, al que se une en el optimismo el casi siempre comedido sector hotelero. "Somos optimistas y creemos que la temporada se va a alargar dos o tres semanas. No creemos que llegue a un mes, pero tendremos una temporada de seis meses", aclara Inma de Benito, gerente de la Federación Hotelera de Mallorca, que reconoce que este verano está siendo "algo mejor que el de 2012", ya excepcional, y que eso se produce en un contexto de competitividad extrema en el que la isla se muestra triunfadora. Tanto en los grupos pequeños como en los grandes, como Meliá, desde el que explica que su ocupación media veraniega del 87,5% en Balears "lidera el conjunto de España", gracias a crecimientos importantes en mercados como el ruso (+25%), el británico (+7%) y el centroeuropeo (+13%).

2014 será aún mejor

Así que, ni dentro ni fuera de España, Mallorca encuentra réplica. Con lo que todo ello implica de cara al futuro, donde aparece la mejor noticia de todas: con precios más altos y rentabilidades al alza, Mallorca y sus hoteleros ya saben hoy que 2014 mejorará lo aparentemente inmejorable, para dejar más beneficios, precios más elevados, turistas de cartera más llena y más o menos las mismas cifras de ocupación. Así que sale el sol en Mallorca. Pero no hay sol sin sombras, ni siquiera en esta Mallorca enrachada y coronada como reina del turismo. Basta sacudir las ramas que beben de lo que deja el negocio hotelero para empezar a encontrar estimaciones que dejan claro que la isla no es una arcadia feliz y triunfadora en la que el dinero brota de las sombrillas de playa. Ni mucho menos. Los sindicatos recuerdan algo que está, negro sobre blanco, en datos oficiales: con éxito, récord, facturación creciente y previsiones opíparas para 2014, la isla sigue con el paro veraniego cerca de máximos y 69.500 personas , 46.558 del sector turístico, apuntadas a la cola larga y sombría del desempleo.

Explotación laboral

Ese hecho coincide con noticias que hablan de explotación y excesos laborales, como los de ese hotel cazado con treinta becarios en plantilla, o los de esas cadenas de beneficio musculoso que externalizan servicios como el de limpieza para ahorrarse un puñado de euros saltándose el convenio sectorial. Aunque no hace falta colarse en los hoteles para ver los sudores laborales al sol del récord de visitantes que se pegan los camareros de cientos de negocios hosteleros de plantilla superada por la demanda. Todo ello se plasma en un detalle que advierte de los riesgos que corre Mallorca apostando a barato: según las valoraciones de los usuarios de Tripadvisor, los hoteles baleares están lejos de figurar entre los mejor valorados. Con un 3,92 de nota media sobre un máximo de 5 puntos, los hoteles dejan a Balears como la décima comunidad peor considerada, por debajo de competidores como Andalucía, Valencia, Canarias y Murcia.

Y la falta de calidad afecta a la cantidad de billetes que entran en caja registradora. Que sigue siendo grande, pero podría dejar de serlo. De hecho, está pasando, dicen fuera de los hoteles, en esa oferta complementaria que confirma al alimón aquello de que nunca llueve a gusto de todos, y que este año el gustazo vuelve a ser hotelero. "Los hoteleros y los del aeropuerto están contentos, que sus cifras son récord, pero el consumo no tira", avisa José Tirado, de los comerciantes turísticos (Acotur). Tirado recalca dos factores muy conocidos y poco combatidos desde el Govern para explicar el ahogo: el todo incluido, agravado con la abundancia de turistas "zombis" en julio y agosto, esos jóvenes juerguistas que se lo dejan todo en alcohol y fiestas y no guardan euro para terrazas y compras diurnas.

Por no tener, en muchos casos no tienen ni para las copas con las que se emborrachan, avisa a su vez el presidente de la patronal de salas de fiestas, Jesús Sánchez, cansado de sufrir la competencia del todo incluido: "Salen de los hoteles después de haber tomado allí tres o cuatro copas, y aún así muchas veces los ves salir con dos vasos de cerveza en la mano", ejemplifica, temeroso además de que las subidas de categoría a cambio de plantas extra en los hoteles acabe de apuntillar a todo el que no tenga un hotel. "Se está banalizando el cuatro estrellas. Todos quieren serlo, con lo que suben dos plantas sin mejorar demasiados los servicios, poniéndole una cofia a la camarera, y al final los hoteles usarán esos dos pisos más para poner un restaurante y un pub con chill out. Y así se lo quedarán ya todo, con la ayuda de este conseller de Turismo [Carlos Delgado]". Clava el diagnóstico Tirado, que se viste de médico para ello: "Cuando los hoteleros tienen un resfriado el Govern corre a curarlos, pero el resto llevamos años en la UVI y ni caso. Los hoteleros son los amos". La queja se repite en los rent a car, amenazados de impuestos mientras se les hunden las reservas. O en los restaurantes y bares, hartos de sufrir la estrechez de cartera de los muchos turistas de bolsillo vacío que abarrotaron julio y agosto.

Pero en algo coinciden todos: con sus sombras y amenazas, el verano 2013 va camino de ser el más luminoso de los últimos años de récord. Que ya es decir. Para ello se confía sobremanera en un septiembre que ha empezado jugoso y un octubre que se intuye generoso, antes de un invierno que solo el optimismo oficial del Govern augura cálido. Pero que nos quiten lo bailado: Mallorca reina. Larga vida a la reina.