No tiene claro si un movimiento como Syriza, el Movimiento 5 Estrellas o la CUP tendría éxito en Balears, pero aboga por que los partidos a la izquierda del PSIB acaben "con sus reinos de taifas" y formen un frente común. Desde el proyecto de investigación política Alicia, Antoni Aguiló estudia nuevas formas de democracia. Ha analizado en profundidad el fenómeno 15M y asegura que deben considerarse válidas estas alternativas políticas.

-Leyendo su currículum, ¿podemos considerarle de los primeros cerebros en fugarse de España?

-No sé si de España, pero desde luego sí de Balears y de la UIB. Cuando en 2010 finalizó una beca de investigación que tenía me quedé en paro. Aquí no encontré salida laboral ni en la docencia ni en la investigación, pero sí recibí una oferta de trabajo del Centro de Estudios Sociales de Coímbra donde había hecho una estancia mientras realizaba la tesis y donde trabajo en la actualidad.

-¿Qué significa para un país, como es España que la mayoría de los jóvenes o estén en paro o tengan que irse al extranjero?

-Significa una pérdida muy importante, de talento, de conocimiento, de experiencia, y sobre todo de futuro. España es hoy una cantera de paro juvenil, y esto no viene por la crisis. Yo me quedé en paro en 2010, cuando aún no había recortes por la crisis pero ya sí en las becas de investigación.

-No sorprende que fueran los jóvenes quienes lideraran el movimiento 15M.

-El movimiento 15M no aparece de la nada, es un conjunto de movimientos que estallan en 2011, pero que vienen desde muy atrás. Los jóvenes lo lideran porque son los más afectados por la situación, pero no solo hay jóvenes en el movimiento. En reuniones del movimiento en las que he estado los protagonistas no son los jóvenes, es gente de entre 40 y 60 años, aunque jóvenes los hay.

-¿Ha fracasado el 15M?

-El 15M tiene dos años de vida. No se puede decir que haya fracasado un movimiento que ha sacado miles de personas a las calles y que sigue activo mediante distintas ramificaciones. Puede que haya perdido visibilidad y presencia mediática, pero mantiene su fuerza en los barrios y se ha ido transformando y dando frutos. Pedir más a un movimiento que solo lleva dos años es ser muy ambiciosos con él.

-¿Por qué esta desafección hacia la política?

-El principal eslogan del 15M es el ´No nos representan´ o el ´Lo llaman democracia y no lo es´. El problema es que las instituciones democráticas no son capaces de canalizar las demandas ciudadanas. La actual democracia no da respuestas útiles ni satisfactorias a la ciudadanía.

- ¿Y qué solución hay?

-No hay una fórmula única. Pretender tenerla es muy pretencioso. Existen otras formas de democracia que no pasan necesariamente por las urnas, que se dan al margen de las instituciones, las cuales están podridas y corruptas. Vivimos en democracias representativas de baja intensidad, capaces de convivir con la corrupción y de acabar con derechos sociales. A día de hoy la democracia representativa quita a la ciudadanía más de lo que le da.

-Habla de otras formas de democracia, ¿cuáles son?

-La democracia que tenemos es pobre y de baja intensidad. No hablo de alternativas a la democracia, sino de democracias alternativas. Por ejemplo presupuestos comunitarios, que los ciudadanos puedan decidir a qué dedican el dinero público; o la democracia asamblearia como la del 15M, decidiendo asuntos sin necesidad de ir a votar, solo fruto del debate y del acuerdo. Se trata de que la actual democracia representativa conviva con otras formas y se enriquezca de ellas.

-Estas fórmulas en pequeños núcleos pueden funcionar, ¿pero para grandes áreas, como una comunidad autónoma o un Estado, no es algo difícil?

-Nos falta experiencia. Es difícil y se necesita tiempo, pero ir a votar solo cada cuatro año supone una democracia muy escasa. ¿Cómo pasar de un núcleo pequeños a grandes escalas? Creando redes de pequeños grupos, físicos o virtuales. Se trata de ir combinando la actual democracia con otras formas alternativas. La actual democracia representativa es muy pobre e insuficiente.

-Tras un siglo de avances sociales y libertades individuales, ¿calificar la democracia representativa de "pobre" no es ser injusto con ella?

-No niego sus avances. Pero ¿cómo es posible que reconociera antes derecho a la propiedad privada que a la sanidad pública o a la vivienda? ¿Es esto una democracia digna? No, por eso creo que no es injusto considerarla pobre, y precisamente porque es tan pobre hay que enriquecerla.

-¿Cómo define democracia?

- La democracia es todas esas relaciones sociales basadas en transformar relaciones desiguales de poder entre personas. Se trata de un proceso que convierte el poder en una autoridad compartida. No me gusta tanto hablar de democracia sino de procesos de democratización. La democracia no es una meta alcanzada, sino un bien frágil que hay que cuidar.

-Vive fuera de España, pero no lejos de la influencia de las políticas de austeridad. ¿Era la solución a la crisis?

-No, ni mucho menos. Ha sido peor el remedio que la enfermedad. Llevamos cinco años con estas políticas y no vemos ningún tipo de recuperación económica. Incluso los datos de reducción del paro se ofrecen con timidez porque se sabe que esto es algo temporal y que al acabar la temporada volverán a desplomarse.

-Igual que presenta alternativas a la democracia, ¿tiene alternativas al actual sistema económico de libre mercado?

-Ahora mismo no existe una alternativa al sistema económico. No creo en las grandes alternativas como se planteó el socialismo en la URSS, sino en pequeñas experiencias que dan pistas de economía alternativa a la actual economía liberal.

-Es muy prudente al hablar de alternativas, ¿ahora no es el momento para las utopías?

-Soy prudente al hablar de alternativas sistemáticas. No creo en una única alternativa, sino en descubrir las opciones disponibles, que es de lo que se encarga el proyecto Alicia en el que trabajo, poner en contacto distintas formas de democracia de los distintos continentes para tener una visión más global de cómo se pueden mejorar las cosas.

-Partidos que defienden alternativas similares en otros países europeos son rápidamente etiquetados de populistas.

-No lo son. Todas las alternativas políticas como por ejemplo Syriza, Movimiento 5 Estrellas o las CUP, deben ser reconocidas como actores válidos. Pueden ser populares pero no populistas.

-¿Cree que tendría éxito un partido de estas características en Balears?

-Habría que verlo. Lo que sí necesitaría Balears o, como mínimo, Mallorca, es acabar con la fragmentación suicida de los partidos de izquierda. Los partidos a la izquierda del PSIB deberían acabar con sus reinos de taifas y personalismos y constituir un frente mallorquín de izquierdas. Tendría mayor repercusión.

-¿Somos los mallorquines poco llamados a movilizarnos?

-Somos una sociedad que hemos de aprender a movilizarnos y entender que si no lo hacemos nadie lo hará por nosotros. En comparación con otras sociedades es cierto que nos cuesta.

-En Balears tenemos ya 12 políticos de primera línea en prisión, ¿cómo se debe luchar contra la corrupción?

-Con regeneración democrática y medidas que mejoren la democracia. Se necesita más transparencia, control ciudadano y reformas que permitan más participación ciudadana, con elección directa de los representados.