Al cierre del mes de mayo, las líneas de apoyo financiero del Isba y el Govern habían salvado en cinco meses 419 empleos. ¿Cómo? Evitando con liquidez que empresas que funcionan se hundan y arrastren a los trabajadores. La efectividad de las medidas es tal que algunos economistas y expertos inversores insisten en que el rescate bancario ha sido un error: los 42.000 millones recién inyectados a entidades privadas que se iban a pique siguen sin llegar a empresarios y particulares, alimentando la teoría de quienes defienden que se apueste por la vía americana, que pasa por rescatar a hipotecados y endeudados para que puedan hacer frente a sus deudas, no a entidades bancarias a la postre inoperantes. Lo defendía hace unos días en estas páginas José Carlos Díez, profesor de economía, broker y analista, que alertaba de que el fin de la crisis bancaria está lejos.

Por ello, el autoempleo se ha convertido en la mejor puerta de salida del paro, por no decir la única. De hecho, aún sin financiación bancaria, Balears cuenta con 42.089 empresas de alta, una cifra que, por primera vez desde que comenzó la crisis, es mejor que la del año anterior: hay 122 compañías más. A ellas se suman casi 84.718 autónomos, 3.455 más que hace un año, un incremento probablemente achacable a los muchos parados que dan el paso de convertirse en empresarios.