Guillermo Ferrer anunció públicamente su renuncia a ser delegado de Educación en Menorca en una carta que fue publicada ayer por el diario ´Menorca´. En ella, resalta su vocación cristiana: "Antes de periodista y profesor me siento hijo de Dios y de la Iglesia, y como diácono casado estoy llamado a servir a mi familia, y a mis hermanos allá donde Dios, por medio del señor Obispo, crea más oportuno".

"Sinceramente creo que he sido injustamente juzgado, y me hubiera gustado poder poner mi granito de arena a mejorar la educación escolar de los menorquines. Pero, a pesar de que seria del todo legítimo poner en marcha este ejercicio laboral, mi conciencia y mi corazón me dice que una acción mía personal no puede comportar el escándalo, la controversia y la enemistad entre personas que se llaman seguidoras de Jesús", afirma Ferrer en la misiva.