El remolino de cámaras, fotógrafos, micrófonos y demás que taponaba a media mañana el portal de entrada a la Audiencia de Palma invitaba a algunos paseantes a detenerse e interesarse por lo que se cocía dentro -"¿a quién han traído hoy?"-. La respuesta escueta de alguno de los periodistas, en medio de una jornada de infarto -"Munar, que puede ir a prisión"-, activaba de inmediato el escepticismo del interlocutor: "Sí hombre, qué va a entrar Munar en la cárcel ¡mira a Matas!".

Relacionadas

Pero entró, para satisfacción de miles de mallorquines incrédulos ante una Justicia que en Madrid opera distinto que en Palma con los políticos corruptos. Pese a estar despojada de todo poder, la mujer que más lo ha ostentado en Mallorca conserva intacta la capacidad de despertar un odio desmesurado hacia su persona. Tantos años abusando de la bisagra política parecen haber radicalizado a sus detractores.

Eran poco más de las doce de la mañana, y empezaba la cuenta atrás para que Munar perdiera la libertad. En el interior de una de las salas de vistas, la Fiscalía Anticorrupción acababa de pedir la prisión cautelar sin fianza para la expolítica de UM. El abogado Miquel Coca, que ejerce la acusación en el caso Can Domenge por parte del Consell de Mallorca, también se adhirió a la petición del Ministerio Público. Queda claro que Munar ya no tiene amigos en el PP de José Ramón Bauzá, partido que con María Salom a la cabeza gobierna hoy la institución que precisamente Munar creó a su imagen y semejanza. Ayer ésta escuchó impávida los argumentos de los fiscales Juan Carrau y Pedro Horrach, azotes de la corrupción en Mallorca y contra los que siente especial antipatía, pues les acusa de cebarse con ella simplemente por razones ideológicas.

Defendida por otro letrado

La expresidenta del Consell no estuvo esta vez asistida por su letrado José Antonio Choclán, sino por otro abogado del mismo despacho. Sus razones esgrimidas para no entrar en prisión no convencieron a los magistrados Diego Jesús Gómez-Reino, Juan Jiménez y Eleonor Moyá, que tras concluir la vistilla citaron a las partes a las tres de la tarde, para dar a conocer su resolución.

Algo en el ambiente vaticinaba que los magistrados estimarían la solicitud de los fiscales, por lo que la nube de reporteros fue in crescendo. Ignorando quién es Munar y sus circunstancias, turistas jóvenes se detenían a fotografiar el interior del patio de la Audiencia, donde un coche gris, Renault Megane, esperaba aparcado. El mismo vehículo sirvió en su día para trasladar a otro ilustre de UM, Bartomeu Vicens, a la cárcel. A las 14.58 horas, Munar regresaba, con el mismo rostro serio que por la mañana. Atrás quedaban los besos y abrazos que dedicó a sus incondicionales, la primera vez que cruzó las puertas de la Audiencia para declarar, una imagen que indignó a centenares de personas.

Era otra época, cuando Munar era Munar, y Munar era el poder. El presidente del tribunal fue puntualísimo, y a las tres dio a conocer el auto de prisión para la expresidenta de la isla. En el texto jurídico, además de la dura medida, dos frases demoledoras para la protagonista: "El desalentador y negativo horizonte procesal que se cierne sobre la señora Munar", y "en suma, la persona de la señora Munar genera una elevada desconfianza en esta Sala de que (...) podría intentar eludir la acción de la Justicia".

Ordenado el ingreso en prisión, Munar esperó unos veinte minutos, hasta subir a la parte trasera del vehículo que la aguardaba para llevarla a la cárcel, sin su abogado. Abandonó la Audiencia exhibiendo la misma entereza que a su llegada.

Insultos en la calle

Gritos de "¡ladrona!"y "¡a la cárcel"! espetaron dos ciudadanos mientras la expresidenta del Parlamento, del Consell de Mallorca y del extinto partido Unió Mallorquina salía del edificio judicial, camino del centro penitenciario en la carretera de Sóller. Allí llegó a las 15.37 minutos, activándose el protocolo habitual de recibimiento de presos.

El ingreso de Maria Antònia Munar en la cárcel coincidirá con el encarcelamiento de la antigua cúpula de Unió Mallorquina. Vicens, el exsecretario general de la extinta formación política, lleva años residiendo en la prisión palmesana, en la que entrará hoy mismo otro exdirigente, el exconseller de Turismo Francesc Buils, tras haber sido confirmada por el Tribunal Supremo su condena. También en pocos días el expresidente de UM Miquel Nadal deberá ingresar en el centro, al encontrarse en su misma circunstancia. El exconcejal de dicho partido en Alaró Antoni David Rebassa también ingresará hoy, por el mismo caso que Buils, de modo que en total ya serán cinco los ex altos cargos que militaron en las extintas siglas entre rejas. UM se convierte así en el partido de Balears con mayor número de miembros en prisión, todos condenados por delitos de corrupción.