Jaume Matas, expresident del Govern, no quiere de ninguna forma comparecer ante un jurado popular para que se analice las circunstancias por la que su esposa, Maite Areal, fue contratada en un conocido hotel de la Bonanova. Y por ello su abogado ha vuelto a plantear que el delito de cohecho que le imputa el fiscal Anticorrupción, Pedro Horrach, ha prescrito y, por tanto, este juicio ante un jurado popular no puede celebrarse.

No es la primera vez que el exministro ha planteado la cuestión de la prescripción. Su abogado, el exmagistrado Miquel Arbona, ya discutió esta cuestión en una vista convocada por el juez que presidirá este juicio con jurado popular. El abogado cuestionaba que el expolítico nunca había sido interrogado específicamente sobre esta contratación por lo que, dado que ya habían transcurrido más de tres años desde la firma de este contrato de trabajo, el caso se debía declarar prescrito.

Este argumento de defensa fue rechazado por el magistrado Juan Jiménez, que señaló incluso la fecha en la que se debía celebrar el juicio con el jurado popular, que presidirá él. El juez fijó la fecha del 2 de diciembre próximo para que se convoque a los nuevos ciudadanos que decidirán si Jaume Matas es culpable o inocente del delito de cohecho. El juez rechazó la prescripción, pero sí aceptó la propuesta del abogado Arbona de limitar el número de testigos. El fiscal había propuesto que declararan un total de 25 testigos y que se analizara toda la documentación sobre el origen dudoso del cuantioso patrimonio económico del expresident del Govern. El magistrado acotó la prueba del juicio y solo permitió que se cite a declarar a la mujer de Jaume Matas, Maite Areal y al propietario del hotel que contrató a la esposa del president. Rechazó que se incorporaran al caso las declaraciones policiales y judiciales que se tomaron durante la investigación patrimonial de Matas.

Maite Areal fue contratada en el hotel Valparaíso para que trabajara como relaciones públicas, a razón de un sueldo mensual de 3.000 euros. Antes había firmado un contrato con una asesoría laboral para buscar clientes, pero en los seis meses que estuvo no encontró ni uno solo. Este mismo empleó lo siguió desarrollando después en el hotel, pero no hay constancia de que Maite Areal acudiera ni una sola vez a la oficina a trabajar. La fiscalía entiende que este empleo se firmó en recompensa por los negocios que había proporcionado Matas al hotelero, ya que allí se celebraban los actos públicos del PP. El fiscal cree que el hotelero se sintió comprometido porque fue Matas, en su etapa de president, quien le pidió que contratara a su mujer.