­Aunque quizá no lo sepan, nunca han disfrutado de un 50% de descuento sobre el precio del billete. La razón es simple: la rebaja a la mitad solo afecta a la tarifa y los complementos que cobran las compañías por conceptos cada vez más amplios (desde llevarle las maletas a usar una tarjeta para pagar el billete que no puede abonar de otro modo), pero lo que no está incluido son las tasas aeroportuarias, que se cobran íntegramente.

¿Qué consecuencias tiene esa situación? Pues una bien onerosa: la reducción de vuelos directos, en parte originada por las subidas de impuestos que sufren las compañías, provoca que cada vez se cojan más enlaces con escala en Madrid o Barcelona, que obligan a pagar, además de las tasas del aeropuerto de origen y destino, las de la terminal intermedia. Que no son baratas: las tasas más caras se cobran en Madrid y Barcelona, donde el Gobierno Rajoy decidió en 2012 subir el coste del tributo un 50%.

Las cuentas se entienden con un ejemplo real de esta misma semana, un vuelo de Mallorca a Oviedo con escala en Madrid, que costaba 516 euros sin descuento, pero sale por 298 una vez aplicada la bonificación de residente, en vez de los 258 que deberían ser si de verdad la rebaja fuera del 50%. La subvención es así del 42%, y baja conforme más escalas hace el viajero. Es decir: el Gobierno no solo hace caja subiendo las tasas de Madrid y Barcelona un 50% el año pasado, otro 8% este y un 19% las del resto de aeropuertos, sino que además se llena los bolsillos gracias a que las compañías reducen rutas por los márgenes perdidos por la presión fiscal y obligan a los viajeros a hacer más escalas. La jugada es redonda para AENA y Madrid, que no contentas con hacer caja con el aeropuerto más rentable de España, el de Mallorca, optan por ganar aún más dinero a costa de los residentes y el turismo mallorquín.

El PP quiere certificar por ley que las tasas nunca sean objeto de 50% de descuento. MÉS propone que lo sean siempre

En el ejemplo anterior, que es real, se ve que el 50% ya no es real, porque las compañías excluyen las tasas aeroportuarias del computo. Pero no lo hacen todas. Una aerolínea, Ryanair, aplica el 50% tanto a su tarifas como a las tasas públicas. Eso, según el PP, distorsiona la competencia con el resto del sector, por lo que quieren introducir una enmienda para que quede claro que las tasas no son susceptibles de descuento. ¿Es la mejor solución? Pues no para el consumidor. Una propuesta política alternativa, la de MÉS (PSM e Iniciativa Verds), lo deja claro: dicen que si el Gobierno quiere igualar las cosas, en vez de excluir del descuento las tasas, lo que debería hacer es incluirlas siempre. Así no se distorsiona la competencia ni se perjudica al viajero.

Reservar con al menos un mes de antelación supone ahorrarse hasta un 70 del precio del billete

Con las tasas más caras, solo 8 rutas directas, y la competencia en caída libre, reservar con antelación gana importancia. El seguimiento que hace este diario de las tarifas muestra variaciones que permiten ahorrar hasta un 70% del precio de un billete reservando un mes antes. Por ejemplo, el verano pasado, volar a Santiago comprando con antelación valía 130€ por los 460 haciéndolo a menos de un mes del vuelo. Incluso con Madrid la planificación abarata hasta un 50% el billete. Claro que planificar es imposible cuando más se nota la insularidad: en la urgencia.