Politizar mata. Primero destrozamos Mallorca a base de hormigón, basura importada y piqueta propia, y después laminamos la imagen de la isla en el extranjero a golpe de titular adverso en la prensa y las televisiones del cliente que nos da de comer: Alemania. Las escenas vividas en Berlín por este enviado especial nada tienen que ver con las exageraciones y distorsiones con las que tanto algunos miembros del GOB como partidos a la derecha y la izquierda del arco político han tratado esta semana un asunto que enfanga la imagen de Mallorca. Estas son las manipulaciones:

El Govern Bauzá no avisó a la policía, lo hizo la propia feria ITB de Berlín

En el GOB y en parte de la oposición política se ha vendido que fue el propio president balear y su equipo quienes crearon "un cordón policial" para impedir a los tres ecologistas desplazados a Berlín acercarse a Bauzá. No es así. A Bauzá le cuesta que le hagan caso la policía española o los agentes del alcalde Isern, como para conseguir que le entiendan en el alemán que no habla. La secuencia de los hechos, contrastada en Berlín por el enviado especial que aquí firma, es bien distinta: el Govern avisó el martes por la tarde a la embajada española de que cabía la posibilidad de que activistas ecologistas se movilizasen el miércoles en la feria, y la embajada telefoneó a la organización de la ITB y al equipo del ministro español de Turismo. Los gestores de la ITB pusieron a su vez en alerta a la policía, que fue quien de verdad decidió enviar seis parejas a patrullar la zona, máxime cuando iba a estar allí uno de los políticos más populares de Alemania: el alcalde de Berlín. Decir que fue Bauzá quien ordenó la escenita policial es rigurosamente falso.

No hubo ningún "cordón policial"

También se ha dicho esto y tampoco es cierto. A la una del mediodía del miércoles, una hora después de que Bauzá y el ministro Soria abandonasen la zona, tres policías comprobaron las acreditaciones de los tres activistas del GOB desplazados a la ITB. Tres agentes educados frente a tres ecologistas educados: si eso es un cordón policial, las cargas a porrazos de la Policía Nacional contra movimientos pacíficos como el 15-M serían pura represión brutal tardofranquista. La moderación de la policía alemana fue tal que, durante sus pesquisas, los agentes ni siquiera se dieron cuenta de que uno de los activistas, el representante alemán del GOB, Gerald Roger Hau, había falsificado su acreditación: se inscribió como periodista de Mallorca Magazin, del Grupo Serra, sin que esta empresa de comunicación tuviera conocimiento alguna de las intenciones del miembro del GOB. Los otros dos representantes del GOB, Margalida Ramis y Macià Blazquez, se apuntaron como personal de prensa del propio GOB. Y cuando acabó la intervención policial, que duró cinco minutos de reloj, los tres pudieron moverse tan libremente por la feria como hasta ese momento. Está claro que hablar de represión y cordones policiales impacta más, pero no se corresponde con los hechos que el que firma contempló y fotografió en persona.

El Govern no cambió su agenda por el GOB

El grupo ecologista ha interpretado que Bauzá cambió su agenda para esquivar su protesta, por miedo a que la escena afectase a la imagen del president. Cabría esa lectura si no fuera porque Bauzá ni siquiera sabía que la intención del GOB era abordarle durante la rueda de prensa del miércoles a las 12.30 horas. Ésta se adelantó a las 12 por una razón desprovista de la vileza que algunos quieren ver: surgieron nuevas reuniones de trabajo y los periodistas que iban a acudir a la convocatoria estábamos todos en la zona cuando el president sugirió adelantar las declaraciones. Es más, este enviado especial preguntó a los responsables de las agendas de Bauzá y el conseller Delgado si había influido el GOB en el cambio de planes, y su desconcierto y cara de sorpresa bastó como respuesta: no conocían las intenciones del GOB de abordarles en la rueda de prensa, aunque sabía que podrían aparecer en algún momento del día. El único que podría haber alterado su visita al espacio Balears por el GOB fue el ministro de Turismo: cuando iba a entrar en el stand de Balears, su equipo lo arrastró inmediatamente fuera de allí, en lo que pareció una reacción temerosa a la presencia de los ecologistas (en el ministerio lo niegan). Dos horas después, el ministro manifestó a los periodistas no saber nada del GOB y su campaña. Su equipo sí estaba informado.

El GOB no planeaba protestas violentas

Desde el PP, a su vez, se ha aprovechado lo ocurrido para presentar al Govern como víctima, transmitiendo la idea, igualmente falsa, de que los ecologistas iban a la feria a reventar el acto de Bauzá con una reivindicación violenta. Nada más lejos de la realidad. Dos de los tres portavoces del GOB (excluyan al que falsificó su acreditación) mostraron un comportamiento exquisito: explicaron sus tesis a los hoteleros y a los periodistas, y expresaron su frustración por no haber podido aclarar sus motivos en persona al president Bauzá, que ciertamente podría haber hecho más para escucharles. El malestar de los agentes turísticos y hoteleros de Balears con la protesta del GOB era, en cualquier caso, evidente: en general consideran que el esfuerzo del sector por presentar al mercado que da de comer a Mallorca una imagen positiva de la isla, saltaba por los aires con la campaña del GOB entre la prensa alemana. Pero ese descontento, enfrentado a las tesis del GOB de que no hay mejor forma de defender la imagen de Mallorca que denunciar las amenazas contaminantes que afronta, se canalizó, tanto por los ecologistas como por el sector, por los cauces del civismo y el diálogo educado. Un ejemplo: el promotor de uno de los hoteles cinco estrellas cuya construcción critica el GOB, le explicó a DIARIO de MALLORCA que, "como no podría ser de otra manera", respeta las tesis ecologistas, aunque entiende que su proyecto lo que hace es proteger la zona: "Hay opiniones distintas, y la normalidad en su defensa es clave". Y realmente así fue, lejos del espectáculo que han vendido en Mallorca unos y otros.

La campaña del GOB sí ha perjudicado la imagen de Mallorca en Alemania

Más allá del debate, estéril en puntos de encuentro, sobre si quien destruye la imagen de la isla son los políticos e inversores que se la pasan por la piqueta o los ecologistas que lo denuncian ante toda la prensa internacional citada en la ITB, la realidad es que el impacto mediático de la campaña del GOB y Barceló ha sido importante: ocho grandes diarios alemanes dieron cuenta de ello, y las imágenes de Mallorca convertida en mancha negra de chapapote se distribuyeron por televisión y llegaron hasta al canal internacional de TVE. Así que sí, hubo impacto, aunque ni eso evitará que Balears vaya a rondar este año el récord de turistas alemanes. Sobre quién es el culpable, en esta isla cada cual tiene su opinión. La mía, si les interesa, es clara: quien destruye la imagen de la isla son los políticos (de todos los colores, por cierto) y las empresas que han contribuido a que Mallorca sea la incineradora de basura de media Europa, así como los promotores e inversores que han destrozado con hormigón rincones de belleza inigualable, hoy irrecuperables. Ahora bien, quien ha bombardeado este año la imagen de Mallorca en Alemania es el grupo ecologista que ha vestido de negro y basura una isla que compite con la estampa paradisíaca que venden destinos rivales, con los que nos jugamos los cuartos. Primero destrozamos Mallorca y, una vez hecho el daño, dañamos la posibilidad de rentabilizarlo. Irresponsabilidad pura.