La historia desprende el aroma de una película de género: Ana María Gallart, jubilada valenciana de 65 años, cree que es hija ilegítima de Juan March Ordinas, el multimillonario mallorquín que llegó a poseer la mayor fortuna de España y una de las más grandes del mundo.

Gallart, que nació en Palma en 1947 y fue entregada en adopción a un orfanato de la isla, ha conseguido la orden de una juez de Madrid para que mañana exhumen el cadáver del financiero mallorquín, enterrado en un panteón familiar del cementerio de Palma. March murió en un accidente en 1962 tras pasar a la historia como el gran magnate de las finanzas españolas en la primera mitad del siglo XX.

Los forenses recogerán una muestra de ADN de Juan March para después cotejarlo con el de la mujer. Los dos hijos de Juan March ya han fallecido, así pues, si Ana Gallart -con tres hijos, tres nietos y una pensión no contributiva que le permite "vivir para sobrevivir"- consigue demostrar que es la única hija con vida del empresario al que apodaban El último pirata del Mediterráneo, tendría derecho a reclamar parte de la fortuna que dejó el fundador de la Banca March.

Pero el asunto pecuniario no es el motor de su búsqueda, dice ella. "Sólo reclamo el derecho a saber cuáles son mis orígenes, mis raíces familiares, por mis hijos y por mi curiosidad. Eso es lo más importante. Y una vez determinen si [Juan March] era mi padre, ya veremos qué hago: si sigo adelante para reclamar lo que me corresponda o llegar a un acuerdo, o no", explica Gallart. Y añade: "No tengo el afán del dinero, pero no te digo yo que, si se ponen tontos, tire para adelante. No te digo que no?", advierte.

Como tantos otros en su misma circunstancia, Ana se enteró de que era adoptada al acudir al Registro Civil para solicitar los papeles para casarse. "Entonces supe que era adoptada, que mis padres adoptivos me habían sacado de la inclusa de Palma cuando yo tenía dos años y medio, y que tenía una hermana gemela que ya estaba muerta. Mi padre me pidió por favor que no buscara ni indagara nada. Y yo le hice caso".

Sin embargo, un día, por casualidad, Ana descubrió un documento revelador en casa de sus padres. El contenido del documento -una carta dejada por su padre- era relativo a su filiación, pero Ana prefiere no dar más detalles al respecto. Simplemente, esperó a que falleciera su padre adoptivo -Víctor, que murió en 1991 a los 71 años-. Su madre adoptiva, Feli, continúa viva con 96 años y sufre una demencia senil que le impide recordar el pasado. Y Ana, hace unos años, decidió algo muy elemental: "Dije ´ya está bien: quiero saber quién soy, quiénes fueron mis padres biológicos, y de dónde vengo yo´". Y se puso manos a la obra.

Tras pleitear en Palma y lograr el permiso para consultar sus expedientes, hace un año pudo averiguar que su madre biológica era una tal Rosa, que falleció a los 62 años. Ana Gallart no la conoció ni a ella ni a sus dos hijos, que también están fallecidos. "He llegado tarde para conocer a mucha gente", apostilla.

Ahora, la mujer que fundó y dirigió la revista Ven aquí Valencia quiere saber si su padre es Juan March, que se casó en mayo de 1905 con Leonor Servera Melis. Para ser el padre de Ana Gallart, el potentado mallorquín hubiera tenido que engendrarla a los 66 años. "De momento, voy por mis genes, no por el dinero. Aunque tengan millones y ellos piensen que voy a ir a por todas", asegura Ana. En unos meses se conocerá el desenlace del que podría ser el último secreto de una de los hombres más misteriosos del mundo.