Antes de que comenzase la manifestación, un personaje muy parecido a Mariano Rajoy, con un maletín lleno de billetes, repartió sobres entre quienes iban concentrándose en la plaza de España para participar en la ´marea ciudadana´ del 23-F, que se celebró ayer en todo el país contra la corrupción, los recortes del Gobierno y, como rezaban las pancartas, "el golpe de Estado de los mercados" en la mayor crisis desde la transición. En Ciutat también había carteles contra Urdangarin ("de Duque im-puta-do a Conde-nado"), contra el ciere de "Orrorizonia", contra los despidos en Iberia y contra las medidas del Govern del PP en educación, sanidad y el resto de funcionarios, que portaron las ya famosas tijeras de los recortes en la administración. Se distinguían del resto por sus características batas blancas y camisetas verdes, naranjas y negras, dependiendo de cada sector.

Las más de 3.000 personas que participaron en la convocatoria se concentraron a las 17 horas en la plaza de España y poco a poco partieron hacia la calle Oms tras la pancarta de ´marea ciudadana´ y la batucada de Tambors per la Pau. Llenaron la vía peatonal desde el principio hasta el final y avanzaron por la Rambla con gritos como "España mañana será republicana", "los últimos recortes serán con guillotina", "chorizos, aquí tenéis al pueblo", "Rajoy, cabrón, trabaja de peón" o "no tenéis reparo, 5.000 al paro" (sobre la clausura de Orizonia). Cuando llegaron a la placa recién sustituida de la Rambla, uno de los participantes colocó otra en la que se podía leer ´Rambla del Duc Em-Palma-do´.

La manifestación transcurrió con tranquilidad y llegó hasta el paseo del Born, en el que varios portavoces leyeron el manifiesto de forma conjunta. El día del 32 aniversario del golpe de Estado del 23-F de 1981 exigieron a los gobernantes que pongan fin de inmediato a la "presión de los mercados financieros, la deuda creada por la especulación y los brutales recortes dirigidos en contra de la mayoría de la sociedad por parte del Gobierno de Rajoy, junto con la corrupción y la pérdida de legitimidad de las instituciones".

Recordaron que la "reacción ciudadana que ha sido la creación de mareas repartidas por todo el Estado para defender lo que es suyo" es debida al crecimiento del desempleo y el "ataque a la sanidad, la educación, los servicios sociales, los derechos laborales, el medio ambiente, la lengua catalana y la cultura", incidieron. "Queremos hacer subir la marea ciudadana y convertirla en un tsunami de todas las luchas", concluyeron los organizadores ante una multitud. La protesta terminó frente a la Delegación del Gobierno, donde los asistentes se dispersaron paulatinamente en este segundo 23-F histórico por la declaración de Urdangarin.