Los problemas derivados de la necesidad de ayudar económicamente a los hijos han limitado de forma más que notable las actividades sociales que desarrollaban las personas mayores a través de sus clubes de la tercera edad. Las excursiones, comidas o bailes que se organizaban desde estos centros se han visto reducidos hasta tener un carácter excepcional, según reconoce la portavoz de la federación que agrupa a las asociaciones de Palma, Luisa Marqués, una opinión compartida por el presidente de la federación balear de pensionistas, Rafael Verger.

Según este último, el porcentaje de socios de este tipo de organizaciones que, de una forma u otra, ha visto como su capacidad económica se veía limitada por tener que ayudar a los hijos se sitúa ya cerca del 40%.

El presidente de estas organizaciones en la part forana, Antonio Niell, señala que durante años la práctica habitual era "trabajar, cobrar y gastar sin ahorrar ni un euro", lo que ha llevado a muchas familias a perder el empleo sin contar con reservas económicas, y ha obligado a los mayores a salir en auxilio de sus hijos y nietos. "Por un hijo se hace cualquier cosa", subraya Niell, aunque critica esa falta de políticas de ahorro.

En cualquier caso, Luisa Marqués lamenta esta pérdida de calidad de vida de las personas de la tercera edad, que hasta hace poco podían llevar una vida más activa a través de sus clubes de barriada, ya que era una práctica habitual el realizar pequeños desembolsos para poder organizar alguna excursión o actividades similares.

Desde las patronales isleñas de bingos, muy críticas con los juegos que se organizaban en estos clubes, incluso se reconocía recientemente que este problema está prácticamente erradicado porque muchos ancianos ya no cuentan con el dinero necesario para poder participar en estas partidas.

Además, se destaca otro hecho: muchos de los hijos que se han visto abocados al paro tienen actualmente edades que se mueven en torno a los 45 y los 50 años, lo que supone que las posibilidades de encontrar un nuevo trabajo son muy bajas, por lo que no se ve una salida fácil a este problema.

Del mismo modo, se señala otro fenómeno: algunos mayores han sido sacados de las residencias en las que estaban al no poder financiarlas ya con la pensión, dado que esa paga la necesitan los hijos. Este hecho está provocando que algunos ancianos sean dejados en los clubes durante el día e incluso tengan que comer en esos establecimientos.