Las relaciones entre el Govern balear y el empresariado de las islas parecen ir de mal en peor tras la decisión del Gabinete de José Ramón Bauzá de intensificar la presión fiscal durante el próximo año. El último capítulo de esta historia de desencuentros está dedicado al impuesto que va a recaer sobre los envases de bebidas: las patronales más afectadas, como las de restauración o comercio, llevan días intentando obtener una explicación sobre cómo y a quién se va a aplicar esta carga, con nulo resultado. Y al consultar DIARIO de MALLORCA sobre este punto, la respuesta de Vicepresidencia es que no se va a aportar ninguna información adicional hasta haber hablado con los sectores empresariales.

El único dato que el Govern ha facilitado es que el nuevo tributo se aplicará sobre el consumo de envases de bebidas alegando su capacidad contaminante, de forma que materiales como "el plástico tendrán una mayor carga tributaria que los que menos contaminan como el vidrio". La estimación es obtener una recaudación anual de 35 millones de euros, según los datos del Ejecutivo.

Pero esa es toda la información que se ha conseguido por parte de las patronales. La presidenta de la asociación balear de restauración, Pilar Carbonell, destaca que lleva más de una semana intentando obtener más datos, y para ello ha recurrido tanto a la Agencia Tributaria de las islas como a la Vicepresidencia del Govern o directamente al conseller de Agricultura, Biel Company, por la amistad que le une a este último. Pero hasta ahora la información ha sido nula.

Esta misma falta de datos la padecen los hoteleros y los comerciantes, según apuntan la gerente y el presidente de sus respectivas federaciones, Inma de Benito y Bartolomé Servera respectivamente.

La duda que se abre es quién deberá recaudar este impuesto. Si por ejemplo se aplican unos dos céntimos por una lata de refresco, como se ha indicado, el problema radica en si la recaudación deberá aportarla al Govern cada restaurante, bar, hotel o comercio en los que se vendan las bebidas con estos envases, o si se hará a través de los distribuidores mayoristas.

Si se hace a través de los minoristas, se considera que el resultado será el caos, ante la dificultad de controlar las ventas en cada uno de estos negocios, dada la enorme dispersión existente y el pequeño tamaño de algunos de ellos.

Pero si los recaudadores del impuesto son los mayoristas, se apunta que los agravios serán patentes, ya que hay muchas empresas que utilizan a empresas distribuidoras que tienen su sede en otras autonomías, por lo que quedarían exentas, según se alega.

De este modo, el presidente de la patronal de comercio Afedeco ­-en la que también están representadas las empresas de distribución de alimentos y bebidas de Balears-, Bartolomé Servera, subraya la alarma y el malestar que existe en este último sector, ante el riesgo de verse penalizado por tratarse de empresas isleñas. "El cabreo es enorme", afirma", y apunta que "parece que se han tirado a la piscina sin saber todavía cómo aplicarán el impuesto", una opinión que es compartida por Pilar Carbonell, que cree que "se han inventado un impuesto al que ponen la etiqueta de ecológico y no tienen ni idea de como aplicarlo".

Pero la preocupación va más allá. Así, Inma de Benito advierte de que las empresas hoteleras están cerrando sus presupuestos para 2013, y lamenta que no se haya aclarado aún como les afectará el impuesto. "Las cosas se pueden hacer de otra manera, consultando previamente a los afectados, porque así lo que se genera es inseguridad jurídica", lamenta la representante de los hoteleros. Además, recuerda que su sector se verá igualmente afectado por otros nuevos tributos aprobados por el Govern, y anuncia que se estudiará si son legalmente viables.