La tuberculosis, enfermedad de origen bacteriano que se creía casi erradicada, está repuntando en los países desarrollados de la mano de los inmigrantes llegados de zonas más deprimidas donde sigue causando una gran mortandad año tras año. Y es que la tuberculosis mata a dos millones de personas cada año o, lo que es lo mismo, a una persona cada 15 segundos.

Este asunto fue abordado en el transcurso de IX Congreso Nacional de Microbiología Molecular que se clausura hoy en el Auditorium de Palma por Juan Antonio Bengoetxea, director de la Fundación de Investigación Sanitaria de Balears (FISIB), y por Jesús Gonzalo, científico de genética micobacteriana de la Universidad de Zaragoza que en la actualidad, en un grupo en el que el investigador principal es Carlos Martín, está a la cabeza de la carrera por la nueva vacuna contra esta enfermedad infecciosa.

El antídoto contra la tuberculosis todavía en uso, la vacuna Bacillus Calmette-Guérin (BCG) creada por científicos del Instituto Pasteur a comienzos del pasado siglo, hoy en día sirve de poco: la bacteria (bacilo de Koch) que causa la enfermedad se ha hecho resistente no sólo a ella, sino también a los escasos antibióticos diseñados para combatirla.

Y es algo que hay que solucionar. Un tercio de la población mundial está infectada por la bacteria, aunque no ha desarrollado la enfermedad. No obstante, se estima que una de cada diez personas que tienen la bacteria latente en su organismo, acabará padeciendo tisis. Y de estos, si no reciben el largo y costoso tratamiento que requiere su curación, la mitad morirá a consecuencia de ella.

Bengoetxea es por ello crítico con los recortes que están afectando tanto a las prestaciones sanitarias como a la investigación imprescindible para desarrollar nuevos fármacos. "Se puede decir que la inmigración, la globalización, ha recuperado la tuberculosis para los países desarrollados. Hemos detectado además que las bacterias de los inmigrantes procedentes del Este de Europa son más resistentes a los antibióticos, que a nivel general cada vez se comportan más ineficazmente contra ella", explica Bengoetxea.

Jesús Gonzalo añade que la vacuna BCG hoy en día sólo es eficaz con los niños porque su memoria inmunológica desaparece con la edad, no preserva de la enfermedad en edades adultas. "Además es una bacteria muy peculiar, muy impermeable a los medicamentos", añade.

Y esto es especialmente preocupante con una enfermedad de fácil trasmisión. Puedes contraerla simplemente por hablar con un enfermo o porque éste tosa o estornude en tu presencia. Además, los síntomas iniciales son similares a los que siente cualquier fumador y no son especialmente alarmantes: ahogo, fatiga y tos. Ante la señal más preocupante, expectoraciones con sangre, debes dirigirte inmediatamente a unos servicios de urgencia, aconsejan estos expertos.

Bengoetxea afirma que retirar el derecho a una atención sanitaria regular a los inmigrantes sin tarjeta sanitaria sólo anticipa malas noticias con una enfermedad tan fácilmente trasmisible como ésta, ya que puede crear rápidamente un problema de salud pública.

Un tuberculoso necesita ingerir cada día hasta cuatro antibióticos diferentes durante nueve meses y combinarlos con aire puro y luz solar -la vitamina D previene contra ella- para curarse con un alto coste. Y es que, como recalcan los dos expertos, la mayoría de la veces ahorra más prevenir que curar.