El presidente de la gran patronal isleña admite que hay motivos para el descontento, pero insiste en que una huelga general no es buena para la economía ni para la imagen de España.

„¿Qué valoración se hace desde el lado empresarial de la huelga del día 14?

„Ha tenido un resultado muy limitado en el sector privado. Ha sido una huelga tranquila y sin problemas. Lo que sí fue multitudinaria fue la manifestación. La Delegación del Gobierno maneja cifras de 50.000 personas y eso realmente es mucha gente. En cualquier caso, las huelgas de carácter nacional, ordenadas desde las centrales sindicales, en general no suelen tener tanta repercusión como las que son de carácter local o sectorial. Nosotros respetamos el derecho a la huelga, pero no nos parece oportuna y tenemos serias dudas de que vaya a servir para algo.

„¿Cómo se explica esa diferencia entre la gente que sale a la calle a manifestarse y la que opta por paralizar su actividad laboral?

„La manifestación tiene otro carácter. No se pierde un día de sueldo ni se tiene en la conciencia el dejar a la empresa con poco personal. En Balears no tenemos grandes centros de trabajo ni grandes cadenas de montaje, así que las repercusiones de una huelga son más limitadas y por eso la gente es más reticente a secundarla.

„¿Algún empresario podía desear el miércoles que parte de su plantilla fuera a la huelga para ahorrarse así un día de salarios, a la vista de la débil actividad económica de estas fechas?

„Yo respeto todas las opiniones, pero los empresarios no debemos alterarnos demasiado ante una huelga y tenemos que minimizar los efectos que pueda tener sobre nuestra economía, y sobre todo sobre la imagen del país. Porque en las televisiones internacionales lo que se destacaba era la huelga en España, y eso no es bueno. En cambio, una manifestación pacífica como la del miércoles tenía mucha menos repercusión mediática.

„¿Qué está sucediendo como para que hayamos visto al presidente de una patronal de comercio respaldando una huelga general?

„Debo expresar mi respeto ante las opiniones particulares. Pero es cierto que a la concentración que convocaron el pasado día 30 las patronales de este sector también acudieron algunos representantes sindicales para dar apoyo. Insisto en mi respeto, pero no creo que ésta sea la labor de los empresarios. En cualquier caso, todo el mundo es libre de ir a manifestaciones y de abrir o cerrar su negocio, y más ahora que hay libertad de horarios.

„¿Hay motivos para el malestar? Porque los empresarios son los primeros que han cuestionado algunas medidas del Gobierno, como el aumento de la presión fiscal.

„Creo que estamos enfadados todos en este país. No están contentos ni los trabajadores, ni los empresarios, ni los gobernantes, ni siquiera el presidente Mariano Rajoy, y lo admite públicamente. Vivimos una situación muy compleja y ahí cada uno tiene que asumir la responsabilidad que cree que tiene para aportar el máximo y ver si podemos salir de esta crisis. Aquí es aplicable la frase de que no hay que pensar en lo que el país puede hacer por mí sino en lo que yo puedo hacer por mi país. Debemos pensar en una sola dirección y no en enfrentamientos sociopolíticos. Es cierto que los empresarios estamos molestos, porque tenemos una carga impositiva que no ayuda a la recuperación de la economía ni a la generación de puestos de trabajo, pero si queremos que el país camine, alguien tiene que aportar cosas.

„Los sindicatos admiten su temor a que la precaria situación en la que están quedando muchas personas puede derivar en un aumento de la radicalidad.

„¿Los grupos radicales que aparecen lo son por sí mismos o por algún motivo en particular? Entre las representaciones sindicales ha existido una batalla para conseguir a sus afiliados, y cada uno se afilia con la corriente que le va bien. Por suerte, en Balears los actos violentos han sido muy limitados .