Luis Comenge, presidente de la Asociación de Centros de Buceo de Mallorca, fue muy gráfico al valorar las "inmersiones" del conseller de Educación, Rafael Bosch, en los cristalinos y nada accesibles fondos marinos del archipiélago de Cabrera: "No me parece correcto que el Govern tenga su coto privado en Cabrera".

Y su enfado no es para menos habida cuenta de que los centros de buceo profesionales tienen que sortear innumerables trámites burocráticos para poder bucear en un lugar poco accesible para los "botelleros" por esta causa, salvo que desempeñes un alto cargo en el Govern de José Ramón Bauzá, cuando parece que todos los trámites se agilizan.

Unas inmersiones en las que se usaron barcas y personal del parque pagados con el dinero de todos y tras las cuales los pescadores de la reserva marítimo-terrestre "agasajaron" a sus ilustres visitantes con una comida a base de langosta y de champán francés.

Como explicó el presidente de la Asociación de Centros de Buceo de Mallorca, "actualmente, el permiso para bucear en Cabrera no se puede obtener con una antelación de más de veinte días. Esto perjudica a la programación de las empresas y crea inseguridad ante la posible denegación del mismo en el último momento".

"Me pueden llamar en el mes de marzo desde Madrid o desde cualquier otro punto del globo para reservar una inmersión en Cabrera en el mes de agosto y les tengo que decir que no puedo hacer nada, que no les puedo garantizar las fechas", se lamentaba Comenge.

Aníbal Alonso, patrón e instructor de buceo del club Isurus, uno de los que más asiduamente lleva a submarinistas a los fondos marinos del parque nacional marítimo-terrestre, tiene el mismo motivo de queja: que los estrictos plazos para obtener la autorización para bucear impide a las empresas del sector realizar cualquier tipo de planificación.

"Los permisos son otorgados previo envío de la documentación de cada uno de los buceadores que van a participar en la inmersión, lo que provoca un exceso de burocracia y dificultades ante las cancelaciones y reservas de última hora", se explayó Comenge, para quien la responsabilidad de la actividad de buceo debería recaer exclusivamente en los centros dedicados a ella, por lo que la Administración no debería requerir información previa de los participantes en la actividad deportiva alargando innecesariamente los trámites burocráticos.

De la misma manera, los clubes consultados lamentaron el escaso número de buceadores permitidos cada día en el parque nacional así como las escasas zonas de buceo autorizadas.

"El plan de gestión del parque permite un máximo de 40 buceadores al día, 28 de clubes de buceo y doce particulares", se rasgaba las vestiduras Comenge al comparar la actividad permitida en Cabrera (archipiélago con una superficie de 1.316 hectáreas) con la de las Islas Medas (de unas dimensiones de 23 hectáreas): En este último lugar se permite la actividad de 500 buceadores al día en diez zonas de buceo.

Tres zonas de buceo

Respecto a los puntos en los que está permitido bucear en Cabrera, hay tres zonas ordinarias -Cala Galiota, ses Bledes y otra al sur de la isla Conejera- y una restringida en el lugar donde está hundido a unos 28 metros de profundidad el pecio Ana Rosa, reservada para los buceadores más expertos.

Con estos puntos se mostraron disconformes ambos expertos. "No son los fondos marinos más interesantes ni los más seguros para el buceo", sostuvo el gerente de Isurus. "Son pocos. Trasladamos recientemente una petición al director de Espais de Natura Balear, José María Vicente Martorell, en la que solicitábamos que se ampliarán a 33 los puntos de inmersión en Cabrera", añadió el presidente de la Asociación de Centros de Buceo de Mallorca.

"Excepto para algunos, el plan de usos de Cabrera restringe mucho el buceo recreativo sin ningún motivo. Una actividad que es escrupulosamente respetuosa con el Medio Ambiente y que siempre se ha caracterizado por concienciar a sus practicantes sobre la necesidad de preservarlo y dejarlo todo igual que te lo encuentras", se lamentaba Comenge sobre los reparos del Govern a ampliar la actividad de los clubes de buceo en el parque nacional, algo que en su opinión supondría la creación de nuevos puestos de trabajo y una fuente de ingresos para Cabrera en estos tiempos de crisis.

Por su parte, Aníbal Alonso concluyó que los honorarios que cobran en el club de buceo Isurus por un día con dos inmersiones en Cabrera en los que sólo se incluye las botellas de aire comprimido ya que el equipo lo traen los practicantes, rondan los cien euros. "Se parte a las nueve de la mañana desde la Colònia de Sant Jordi, puerto al que se retorna a las cuatro de la tarde", publicitó Alonso recalcando, eso sí, que no está incluido el almuerzo. Ni mucho menos uno a base de langosta y Moët & Chandon.