­El Instituto Nóos encargó a un empresario que emitiese trece facturas por trabajos que nunca se llegaron a realizar. Los investigadores de la trama han incorporado en las últimas horas la declaración de un testigo de Barcelona, dedicado al negocio de la comunicación y la imagen, que ha confesado que hizo justificantes falsos por valor de 143.000 euros a petición del instituto Nóos que en aquellas fechas aún presidía Iñaki Urdangarin.

La Generalitat Valenciana frustró el pago de estas facturas, que respondían, según Nóos, a los trabajos y estudios previos del proyecto de los Juegos Europeos que nunca llegaron a celebrarse. Estas trece facturas fueron cursadas por la empresa Concept BPMO. En mayo de 2006, dos meses antes de que el duque abandonase oficialmente Nóos por mandato del Rey, los gestores del entramado montado por Urdangarin y Torres intentaron que la Generalitat afrontase estas facturas.

Para ello argumentaron que se trataba de trabajos necesarios en la preparación de un acto para distintas asociaciones y federaciones europeas, y en la organización de un evento que se denominaba Sportaccord. Una subdirectora general del gobierno de Camps detectó el engaño y devolvió las facturas. Lo hizo porque los documentos no señalaban siquiera datos fiscales de la empresa que había realizado estos trabajos tan básicos como el CIF. Tampoco se definían qué eventos se habían preparado, y además se mencionaba un dossier que no llegó a ser entregado.

El pasado viernes el juez Castro y el fiscal Anticorrupción, Pedro Horrach, se desplazaron a Barcelona para tomar declaración al propietario de esta empresa. El testigo negó con rotundidad que hubiera colaborado en algún momento en el proyecto de los juegos Europeos. Explicó no obstante que había trabajado con el Instituto Nóos en el proyecto Valencia Summit y en el fórum de Baleares (por los que se pagaron seis millones de euros públicos), aunque insistió en que no sabía nada de los Juegos Europeos.

El testigo recupera la memoria

El fiscal y el juez le pidieron detalles sobre el evento no realizado Sportaccord, pero el empresario reconoció que no sabía ni a qué respondía el nombre del acto. Tras abandonar la comisaría, horas más tarde volvió para hacer una segunda declaración. Recobró la memoria y dijo que había revisado la documentación de su empresa y había descubierto un documento de una petición que le hizo el Instituto Nóos: le reclamaron que emitiera facturas por unos trabajos que no se habían hecho. Según este testigo, un directivo de Nóos le indicó que primero facturara, y que después ya le encargarían un proyecto, que nunca llegó a hacerse. El empresario quiso dejar muy claro que este dinero, aunque aparece como facturado en la contabilidad, nunca llegó a cobrarse. Es decir, el instituto presidido por Urdangarin justificó el gasto de un dinero que no gastó. ¿Dónde acabó entonces?

Otra factura inflada

Los investigadores tomaron además declaración a un profesor del Esade, el mismo centro educativo en el que trabajó Diego Torres y se formó Urdangarin. El testigo recibió el encargo de Nóos de realizar un estudio de viabilidad para un festival de fiestas populares de referencia del mundo. Este informe se lo propuso Mario Sorribas, el contable de Urdangarin y su presunto testaferro, en nombre de Aizoon. Sorribas le comunicó al profesor que el cliente que lo encargaba era la empresa de Valencia Lobby Comunicación, propiedad de Miguel Zorío. El profesor facturó a través de la empresa Advanced Leisure Services. Cobró 25.000 euros de Aizoon, pero la empresa del duque y de su esposa facturó después 30.000 euros. Finalmente, la empresa Lobby Comunicación facturó a un cliente la cantidad de 40.000 euros por este mismo estudio sobre las fiestas populares. El testigo confirmó que el precio de su trabajo lo fijó la empresa del duque de Palma y que él nunca llegó a conocer ni a Miguel Zorío ni tampoco al cliente final que llegó a pagar casi el doble por el mismo trabajo.

Este experto explicó al juez que viajó a México por orden de Torres cuando Urdangarin seguía vinculado con el instituto del que salió el dinero público y privado que alimentó la trama. En el viaje se intentó convencer a uno de los expertos que invitaron al fórum de Balears que organizara en su país un proyecto similar al desarrollado en Balears. Se firmó un acuerdo, pero no se cumplió.