José Luis Ballester -más conocido como Pepote- desvinculó ayer ante el juez a la infanta Cristina de los negocios con el Govern que entre 2004 y 2007 reportaron más de 2,6 millones de euros de fondos públicos al entramado societario de su marido, Iñaki Urdangarin, en cuya cúspide se situaba el Instituto Nóos, y que en su mayor parte no fueron justificados debidamente. Nóos, en teoría sin ánimo de lucro, medió para que el Govern patrocinara al antiguo equipo ciclista Banesto y organizó en Palma dos foros sobre turismo y deporte en 2005 y 2006. Anticorrupción sospecha que sirvió de tapadera para desviar parte del dinero a fines particulares del duque y su socio Diego Torres, también imputado.

Por el contrario, Ballester se ratificó en su ‘confesión’ del pasado 15 de diciembre, y volvió a descargar toda la responsabilidad del presunto fraude de dinero público sobre el expresidente Jaume Matas y el propio Urdangarin. Pepote, que ha llegado a un acuerdo con los fiscales Anticorrupción en busca de una condena más leve, volvió a tirar de la manta y aseveró que tenía “la orden de Matas de que todo lo que viniera de Iñaki Urdangarin recibiera el visto bueno”. Al preguntarle los investigadores qué criterios se siguieron para valorar los precios ofertados por el duque de Palma, y si estos se ajustaban al mercado, Pepote respondió: “Ninguno, no se pusieron en duda” porque “quien lo acordó y tomó la decisión fue Matas”.

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