Hoteles de invierno con llenos de verano

En el año con más establecimientos cerrados, cuatro alojamientos consiguen resultados notables en Platja de Palma

m. manso palma

En un invierno sin pulso ni actividad, un grupo reducido de hoteleros conserva las persianas levantadas, las puertas abiertas y la máquina de café en marcha.

Apuestan fuerte. A todo o nada. "Casi jugamos a la lotería", explican. Y este invierno han ganado captando un turismo residual y heterogéneo que les permite niveles de ocupación superiores al 60%. El grueso de los operadores prefieren hibernar hasta la primavera y concentrar sus esfuerzos en los meses de verano. De las 266.618 camas existentes en Mallorca, el 90% se encuentra fuera del mercado en enero. En la Platja de Palma no recuerdan tantos establecimientos cerrados. Solo 17 dan alojamiento a sus huéspedes.

Francisco Marín preside la asociación hotelera de la zona y dirige el Playa Golf, un establecimiento de cuatro estrellas. Después de un mes y medio cerrado para dar vacaciones a los empleados y cambiar la moqueta y el mobiliario, vuelve a la carga en menos de diez días. "Si no compras décimos de la lotería no ganas", compendia. El premio gordo es un grupo de setenta personas hospedados durante diez días, ejemplifica.

Pendientes de las dos ruedas

Pero no todo se deja en manos del destino. Marín enfoca el negocio de los próximos cuatro meses en un segmento muy concreto de clientes: los cicloturistas. "Se hace más por la desestacionalización movilizando a este tipo de visitante que con otras historias como la del turismo gastronómico o los ´superspas´", precisa.

Este año la Platja de Palma ofrece un aspecto más solitario que en ejercicios anteriores. Se echa de menos a los turistas del Imserso. La reducción presupuestaria del Gobierno central ha dejado a las islas sin un flujo importante de jubilados que entre enero y febrero animan los paseos marítimos. "Alicante y Canarias se llevan la palma del turismo social. En el caso de la provincia levantina, su clima es parecido al nuestro pero saben hacer muy bien las cosas. Organizan festivales y este año han montado hasta un circo. Además, el ambiente de sus calles [con comercios, restaurantes y bares abiertos] ayuda muchísimo", explica Marín.

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