Repercusiones en Balears

La temporada invernal naufraga con el ´Concordia´

Souvenirs, bares y taxistas pierden el único balón de oxígeno que suponía la llegada del buque y sus casi 4.000 pasajeros

El barrio antiguo vivió ayer su primer martes sin los turistas del ´Costa Concordia´.

El barrio antiguo vivió ayer su primer martes sin los turistas del ´Costa Concordia´. / m. mielniezuk

Mar Ferragut. Palma

Un calendario colgado de una pared, o en la guantera. O descargado en el móvil. Y una fecha y un evento subrayado. Sólo uno a la semana: Martes, Costa Concordia, 3.780 pasajeros. Durante los meses de enero y febrero las tiendas de souvenirs, los bares y los taxis sólo recibían a un crucero a la semana, el Costa Concordia, y lo esperaban con los brazos abiertos. No es para menos: cada pasajero hacía un gasto medio de entre 70 y 80 euros por día. Además este año se iba a batir récord de visitas, con 50 escalas previstas en Mallorca. Sólo llego a hacer dos. Ahora el buque se ha hundido y el calendario de cruceros ya no tiene sentido. La ya de por sí débil temporada de invierno naufraga con el Concordia.

Ayer fue martes, el día señalado. Un martes atípico en la zona de la Seu adonde suelen dirigirse los cruceristas nada más desembarcar. Los mallorquines en busca de una bendición para sus mascotas sustituyeron ayer a los turistas de crucero en la plaza de la Almoina y en Cort. Por lo demás, los principales atractivos turísticos de Ciutat no registraron un gran trajín. Dependientes, taxistas y camareros esperaban de brazos casi cruzados.

A pesar de las pérdidas que les supone el hundimiento, todos lamentan en primer lugar las víctimas mortales; y recuerdan que ellos son sólo ´víctimas colaterales´. Su única esperanza, remota, para salvar el tipo de durante estos meses de invierno es que la naviera, Costa Cruceros, ponga a otro barco hacer la ruta del Concordia.

"Teníamos controlados todos los días de visita", dice Teresa Fullana señalando el calendario de cruceros, "ya teníamos en cuenta cuando venía para organizarnos con mi hermana y hacer los turnos". Teresa trabaja desde hace ocho años en la tienda de recuerdos Seis Escalones y según ella la llegada de esta barco "era lo único que salvaba la temporada".

El día que llegaba el Concordia hacían el doble de caja, señala. "Nos va afectar bastante", apunta, "sólo espero que la gente no se enfríe y deje de ir de crucero". Y es que el turismo de cruceros era la gran esperanza, uno de los pocos mercados, que año tras año y a pesar de la crisis, seguía creciendo.

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