Cuando se empezó a publicitar el programa Acredita en 2008, no fueron pocos los políticos que pusieron un ejemplo muy claro de un trabajo arduo, pero nunca reconocido a nivel oficial: el de la ama de casa. Mujeres (en su mayoría) que llevan años ocupándose de las labores domésticas y que han desarrollado una serie de habilidades y conocimientos que nunca se les reconocía ni de nada les servía a la hora de ir a buscar trabajo. Otro tanto sucedía con los cuidadores de familiares dependientes, una figura que en los últimos años han ganado más reconocimiento gracias, entre otras cosas, al desarrollo de la Ley de Dependencia, que para empezar les daba la opción de cotizar a la Seguridad Social. Según se vaya desarrollando este plan, algún día las amas de casa podrían tener un título oficial que reconozca las competencias profesionales que han adquirido estas mujeres.

¿Y cómo demostrar que llevan tantos años desarrollando este trabajo, si no existe ningún contrato y no hay jefes? La convocatoria prevé este supuesto, ya que señala que las personas mayores de 25 años que reúnan los requisitos de experiencia o de formación que no puedan justificarlos mediante documentos, podrán solicitar su inscripción provisional en el procedimiento siempre que presenten alguna prueba admitida en derecho. Esto podría ser que la persona interesada aporte el testimonio de alguien que certifique, con carácter de declaración jurada, esas horas de trabajo. Para certificar esas competencias, una comisión de expertos se desplaza al lugar en el que la persona interesada desarrolla su labor, como puede ser su propia casa.